Este fin de semana se estrena Alien: Covenant, la octava película en la franquicia Alien, una millonaria saga que se prolonga a lo largo de casi 40 años y que se compone, hasta la fecha, de una tetralogía canónica (las cuatro películas protagonizadas por la Teniente Ripley), dos spinoffs que a día de hoy son apócrifos (los crossover con la saga Depredador), una atípica precuela (Prometheus) y su continuación (esta inminente Alien:Covenant); además de la continuación de ésta, los creadores y productores están barajando hasta seis películas más hasta entroncar directamente con la cinta original.
Entre tanta película, la saga ha dado pie a títulos que oscilan entre la vergüenza ajena y lo sublime. Además, la franquicia ha sido plataforma de lanzamiento, en mayor o menor medida, de algunos de los grandes directores del cine actual: Ridley Scott, James Cameron o David Fincher.
Objeto de culto, novelizaciones, libros basados en su universo, videojuegos, series de cómics y crossovers con otras sagas de ficción, nos encontramos ante un universo de un marcado tono feminista que tiene, por encima de todo, a una hermosa criatura como eje central. Un ser, obra del diseñador suizo H.R. Giger, que combina lo biológico con lo mecánico, lo humano con lo animal, lo sexual con lo onírico. El Xenomorfo. El Alien. Una maravillosa criatura. El material del que están hechas nuestras pesadillas.
Qué mejor momento para hablar de esta serie iniciada en 1979 que ha conocido las mieles del éxito y los lodos del fracaso. Así que, desde aquí, vamos a tratar de repasar todas las películas que conforman la franquicia de forma cronológica. Siempre es mejor decepcionarse en el orden en el que lo planearon los productores.
ALIEN. EL OCTAVO PASAJERO (1979) – EL HIJO DE KANE-
En 1979, un joven Ridley Scott ponía en pie una película con un presupuesto de 11 millones de dólares, escrita por los guionistas de un título de serie B llamado Dark Star, dirigido por John Carpenter donde se encontraba el germen de Alien. El octavo pasajero.
La premisa de la cinta de Scott no podía ser más simple y apelar al miedo más primario del ser humano: un monstruo que se esconde en las sombras y que se come a la gente confinada en un espacio cerrado. De algo tan simple podía salir un producto burdo, tosco y fácil o algo tan aterrador que, casi 40 años después, sigue provocando auténtico pavor. Afortunadamente para Scott (y, sobre todo, para nosotros) fue lo segundo. Hablamos de la película más terrorífica de todos los tiempos. ¿No me creen? Prueben a verla a solas en su salón con la luz apagada. De nada.
Protagonizada por Sigourney Weaver, en el papel que la catapultó a la fama, Ian Holm, John Hurt, Veronica Cartwirght, Harry Dean Stanton, Tom Skerrit y Yaphet Kotto, el éxito de Alien. El octavo pasajero fue bastante aceptable (104 millones de dólares) y la crítica cayó rendida ante un film de una belleza inconmensurable, rodado con mano firme y una planificación y composición de planos que funcionan, en todo momento, en virtud de la historia. Historia que Hollywood no iba a dejar pasar oportunidad de explotar, así que, como pasa hoy en día (ya que las sagas existen desde que el cine es cine) siete años después, un joven James Cameron que venía de triunfar con Terminator, decidió plantarse en los estudios de la Fox y marcarse la mayor sobrada que ha visto Hollywood.
ALIENS. EL REGRESO (1986) – ¡DIOS SALVE A LA REINA!-
A mediados de los años ochenta, un sobrado James Cameron decidió personarse en las oficinas de Fox para presentarle a los directivos del estudio su idea sobre la secuela de Alien. El octavo pasajero. Los ejecutivos no estaban muy por la labor, ya que la cinta original, pese a su aceptable éxito de taquilla, no dio demasiados beneficios a los productores, así que recibieron la visita de Cameron únicamente por cortesía. Cameron, que siempre ha tenido buen ojo, únicamente escribió la palabra ALIEN en la pizarra y le añadió al final una S, a la que posteriormente le dibujo las dos líneas verticales del símbolo del dólar: ALIEN$
Una vez los productores dieron luz verde (ante semejante presentación, como para no hacerlo) Cameron se puso manos a la obra con la que posiblemente sea la mejor secuela jamás rodada. No sólo es fiel al universo planteado por Scott, sino que es capaz de expandirlo y hacerlo suyo de una manera apabullante, ampliando la mitología acerca del Xenomorfo así como su ciclo vital. De esta manera, donde la primera película era un cuento gótico de terror, su continuación se convierte en una trepidante película de acción donde el número de criaturas se eleva a la enésima potencia y la tensión se masca en cada escena, dando lugar a un clímax épico y un final tan satisfactorio que era imposible que su continuación no se lo cargase en libreta.
La crítica se rindió a los pies de la propuesta de Cameron (Nadie acaba dirigiendo las dos películas más taquilleras de todos los tiempos por azar). La taquilla fue mayor que la de su predecesora, convirtiéndola en la segunda película más taquillera de la franquicia, y Sigourney Weaver fue nominada al Oscar a la Mejor Actriz en un acto de justicia divina, ya que ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera y una de las escenas más míticas del cine de acción: la batalla entre la Teniente Ripley y la reina Alien.
ALIEN³ (1992) – CONTRA LOS ELEMENTOS-
1990, cuatro años después del éxito de Aliens. El regreso, Ronald Shusset, Dan O’Bannon y Walter Hill, los productores ejecutivos de la saga, se reunieron en las oficinas de la Fox para planificar la que sería la última película de la saga. El último enfrentamiento entre Ripley y el Alien, esta vez en nuestro planeta. En la teoría, era difícil que algo saliese mal tras el éxito de sus dos predecesoras. En la práctica, no sólo salió mal, sino que nos encontramos ante una película muy irregular y cuyo rodaje es uno de los peores que se recuerdan en el Hollywood actual.
Tras despedir a varios guionistas y desechar varios libretos, los productores contrataron a un desconocido David Fincher en las labores de dirección, que había adquirido cierta fama en el mundo de los videoclips, con la intención de mangonearlo a su antojo. Sin un guión de rodaje (las páginas iban llegando por fax en el mismo día), cambios continuos, Sigourney Weaver en la producción con claros síntomas de preocupación, decorados sin acabar, 65 millones de presupuesto (una burrada para la época) y una fecha de estreno inamovible, el joven Fincher hizo lo que pudo y, tras varios enfrentamientos violentos con los productores, acabó abandonando el proyecto y renegando de él. La versión estrenada en cines, totalmente alejada de la idea original (sólo respeta el concepto de ser el capítulo final) y, en cierto modo, una mutilación del material por parte de los ejecutivos del estudio sobre la visión de Fincher, no le hace justicia a lo que tenía el director en mente y, aun así, consigue imprimir una personalidad propia y transmitir ese sentimiento de religiosidad e infierno terrenal que requiere la historia.
La película fue un sonado fracaso en taquilla que apenas sirvió para recuperar la inversión y obtuvo críticas mediocres. En 2003, se estrenó un montaje llamado “Assembly Cut” (en el que Fincher se negó a participar, dejando claro que su rechazo a la película es total), que es lo más cercano a la visión del realizador y convierte a esta tercera parte de la saga en una película de una extrañísima belleza y un tono funesto que, pese a no llegar a la altura de las dos anteriores, consigue encontrar su propia voz y dejarnos la que, probablemente, sea la imagen más icónica de toda la saga.
ALIEN: RESURRECCIÓN (1997) – LA MADRE DEL MONSTRUO-
Si una cosa dejaba clara Alien³ es que, parecía, que marcaba el final definitivo de la saga. Era casi imposible que Ripley y el Alien volvieran a la gran pantalla. Pero esto es Hollywood y aquí no hay nada imposible y cinco años después (el próximo mes de noviembre cumplirá 20 años), en uno de los giros de guión que más han indignado a los fans de una franquicia, se producía la resurrección tanto de Ripley como de la saga.
Para ello, Fox contrató al guionista Joss Whedon, responsable de títulos como Los Vengadores. Whedon, que venía de trabajar en el mundo del cómic, fue el responsable de un libreto que, pese a su rocambolesca premisa inicial, consigue algunos momentos bastante interesantes en lo que a la relación Ripley-Alien se refiere. En tareas de dirección, Fox quiso contar con un talento exportado de Europa y, tras tentar a Danny Boyle o Alex de la Iglesia, finalmente optaron por el francés Jean Pierre Jeunet, responsable de títulos como Amèlie.
Jeunet supo dejar su particular impronta en el proyecto que, pese a ser una secuela muy estándar de la saga salpicada con tintes de fanfiction, sí que respira cierto respeto por el material que marca el final de la historia de Ripley. También tiene algunas escenas bastante bien armadas y consigue dotar de ritmo toda la propuesta, que se convierte en la cinta más feminista de toda la franquicia. Un ensalzamiento de la figura femenina desde una óptica de admiración y devoción, cuya materialización se produce en esa escena grotesca entre Ripley, la reina Alien y el recién nacido. Propuesta que fracasó en taquilla al igual que su predecesora y obtuvo críticas muy tibias, poniendo el punto y final de una forma agridulce a esta parte de la historia del universo Alien. La historia de Ripley, la madre del monstruo.
ALIEN vs DEPREDADOR (2004) / ALIEN vs DEPREDADOR:REQUIEM (2007) – VIL METAL-
Fue en un cómic de Dark Horse en 1989 donde nació este imposible crossover galáctico. Se insinuó en una de las escenas finales de Depredador 2 (1990) y, posteriormente se convirtió en un videojuego en 1994. Dos de los extraterrestres más famosos del cine se daban la mano en una batalla sin precedentes. En Fox, la idea de realizar una película de ese concepto estuvo en un proceso de desarrollo que tardó casi 10 años. El elegido para llevarlo a cabo fue Paul W. S. Anderson, responsable de Resident Evil, y contó con la ayuda de los guionistas originales de Alien. El octavo pasajero. Mejor haberse quedado quietos. Afortunadamente en Fox, han sabido poner remedio y dejar estas dos entregas como algo apócrifo. Una anotación al margen.
En 2004 se estrenó Alien vs Depredador, obteniendo unas críticas horribles pero recaudando tres veces su presupuesto, convirtiéndola en la tercera película más taquillera de la saga. Su propuesta, si no te paras a pensar, puede entretenerte durante 2 horas, ya que se trata de un buen videojuego. Visualmente cumple y, aunque insultante por momentos, trata de ser coherente con la franquicia y sus orígenes.
Al haber recaudado cerca de 200 millones en todo el mundo, era inevitable una secuela. Secuela que llegó en 2007 con el título de Aliens vs Depredador: Requiem. Réquiem por la saga. Réquiem por la calidad. Réquiem por los espectadores (y sus retinas) que asisten, atónitos, a algo a lo que no dan crédito. Ni pueden, ya que el 98% de la acción transcurre en la más absoluta oscuridad. Una fotografía con filtros que apenas deja ver nada de lo que sucede en pantalla. Y menos mal, porque, de poder verse, probablemente se nos hubieran salido los ojos de las órbitas. LA crítica fue aún peor que con su predecesora y, además, fue un justo fracaso de taquilla, siendo la película con menos recaudación de la saga. Justicia poética.
Afortunadamente, y tras unos años de barbecho para Fox, Ridley Scott decidió que era el momento de volver a la franquicia que le dio fortuna y gloria. Era el momento de explicar los orígenes del Alien. El momento de Prometheus.
PROMETHEUS (2012)- PARA CREAR, A VECES HAY QUE DESTRUIR-
Después de que la saga quedase herida de muerte tras el desastre de Alien vs Depredador: Requiem, el padre de la criatura, Ridley Scott, decidió que ya era hora de recuperar la custodia y decidió volver triunfante para explicarnos los orígenes del xenomorfo. Para ello se alió con el guionista Damon Lindelof, responsable de Perdidos y elaboraron una precuela que huye de los tópicos y los lugares comunes y que supone el aire fresco y renovado que estaba pidiendo la franquicia a gritos.
Alejados de la estructura típica de la saga, la propuesta de Scott va por derroteros mucho más existencialistas y filosóficos que se dan la mano con la ciencia ficción para ofrecernos una fascinante historia de orígenes en la que no se trata al espectador como idiota y donde se da margen para que cada uno rellene los huecos. Una película inteligente, que si bien adolece de un montaje errático en su tercer acto, su ritmo no decae en ningún momento. Sin duda estamos ante una de las mejores películas de la saga.
Protagonizada por Noomi Rapace, Michael Fassbender, Charlize Theron, Idris Elba y Guy Pearce, Prometheus obtuvo críticas bastante positivas (y mucho mejores que las últimas cuatro entregas de la serie) y además fue un rotundo éxito de taquilla. Más de 400 millones de dólares recaudados a nivel mundial la convierten en la película más taquillera de la franquicia. El regreso de Ridley Scott no podía haber sido mejor. Esperemos que no nos defraude con las secuelas que tiene planeadas hasta cerrar el círculo, entroncando directamente con Alien. El octavo pasajero.
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