Es domingo por la tarde, hace un calor insoportable y Series.Ly te recibe con esa graciosa imagen del bicho ardiendo. Decides echarte un rato a leer y te encuentras con un libro estrambótico que te hace pasar del estado “odio a muerte los domingos” a “ojalá le quedaran horas a este maldito día”. Za Za, emperador de Ibiza (2014, Alfaguara) es ese libro.
Si te has hecho mayor leyendo a Ray Loriga (1967) y Héroes o Caídos del cielo son algunos de los libros más subrayados de tu estantería, ¡cuidado!. Aquí vas a encontrar poco de ellos y del Loriga de antaño. Pero él no miente, dice que se ha cansado de aquel escritor que había soñado ser. Ya no es un jovencito y no se droga. Tiene hijos y los lleva al parque. Y a pesar de ello, sigue escribiendo. Y, oye, lo hace bien. Ha querido reírse de todo y de todos y ha escrito una novela disparatada con la que, evidentemente, acabas riéndote hasta tú.
Un camello retirado en la isla de Ibiza. Un cincuentón que viste bien y que desayuna café, cerveza y periódicos deportivos. Un antiguo vividor satisfecho de lo que hizo para conseguir el sosiego y la cotidianeidad de la que ahora disfruta. Zacarías Zaragoza Zamora: Za Za. Hasta aquí todo muy normal pero en pocas páginas empiezan a sucederse una serie de acontecimientos y de estrafalarios personajes que marcan lo que será el ritmo elocuente, divertido y maduro de esta novela de apenas unas breves doscientas páginas donde nos encontramos nada más y nada menos que un ex-camello emperador.
La mejor droga de la historia –esa que nos hace felices sin serlo- se llama como nuestro protagonista. También el barco más grande del mundo –ese que hasta tiene un criadero de pelícanos- tiene el nombre de ZAZA. ¿Acabará la última palabra del abecedario dominándolo todo?
Monos felices. Neurocientíficos locos. Labilidad emocional. Orgías. Zoofilia. Ingredientes sugerentes que Loriga combina como buen barman para obtener una novela inteligente e irónica donde lleva a cabo una revisión sobre la “felicidad vacía” que nos regalan las drogas, el lujo y el poder –legales y letales-.
“El mono no se tronchaba, el mono se descojonaba, se partía la caja, era el saco de la risa, el Michael Jordan de la juerga, el bajo el volcán de la euforia, el Himalaya del reír, el sherpa de la felicidad, el santo grial del me lo paso estupendamente, la muerte en Venecia de la gracia, el gran Gatsby del cachondeo, los hermanos Karamazov de la alegría. Era feliz el pobre animal, qué más quería.”
Quizá Ray Loriga (ese escritor al que todos quisimos por hablarnos de tú y por ser tan guapo –a qué negarlo-) ya no sea el mismo. Pero es que nosotros tampoco somos ya esos chavales. Así que para qué juzgarlo, si además de contar buenas historias sigue siendo el más atractivo de los escritores.
Ilustración de Inma Frutos
1 Comment
[…] [Publicado anteriormente en C´mon Murcia!] […]