Vaya por delante que no me considero nadie para opinar. Ni sobre esto ni sobre muchas otras cosas. Pero resulta que anoche no me podía dormir porque no dejaba de toser ni de estornudar y empecé a pensar en por qué a esas alturas de la fiesta no tenía ninguna opinión conformada de si me parecía bien o mal que Bob Dylan hubiera ganado el Nobel de Literatura. Empecé a sentirme incómoda conmigo misma y aunque por un momento pensé que tenía que ver con que los mocos estaban llegando a mi cerebro, caí en la cuenta de que la culpa no la tenía mi gripe sino la de las redes sociales. Ellas tampoco podían respirar ayer, no dejaban de estornudar ni de toser. Resfriado común. Nadie se libra. Antihistamínicos mandan ahora. Jornadas de reflexión deberían recetar.
«Robert Allen Zimmerman ha ganado el Nobel de Literatura”
Si los titulares hubieran sido parecidos quizá otro gallo cantaría. Otro nombre raruno a la lista de Nobeles literarios. Otro que nadie ha leído jamás. Otro Mo Yan a la lista. Unas cuantas horas después todos tendríamos una opinión formada y una crítica asimilada, los medios habrían investigado y escrito notas de prensa dando a conocer a un autor cuyos libros estarían en las mesas de novedades durante unas cuantas semanas –con suerte, meses- envueltos en fajas que rezarían algo así como que se alzó con el premio mundial más importante de las letras. Y un mes después nadie se acordaría ya de nada. Pero no. La cosa este año dista un poco de la historia. Todos conocíamos al ganador, todos lo habíamos leído escuchado. Todos podíamos aplaudir o indignarnos al instante siguiente de la noticia.
“Bob Dylan ha ganado el Nobel de Literatura”
Los suecos sí que tienen sentido del humor. Vamos a darle un poco de salseo este año, hombre, que la gente habla poco de los premios Nobel, un par de noticias en el telediario de las tres y andando. Los tiempos están cambiando, démosle vidilla al asunto. Y claro, ¿a qué categoría le podemos sacar más jugo? ¿Cómo no lo habíamos pensado antes? ¡Literatura! Porque… ¿qué es literatura? Dices mientras clavas tu like en mi tablón azul? ¿Qué es literatura? Pues literatura eres tú. Y tú. Y tú. Y no solamente tú. Todos los somos. Cualquier gesto, cualquier palabra, cualquier silencio puede ser poesía. Li-te-ra-tu-ra. La punta de la lengua emprende un viaje de cinco pasos paladar abajo hasta abrirse, de par en par, en el quinto. Li-te-ra-tu-ra.
Creo que nunca he sabido a ciencia (sic) cierta qué es la literatura. Para qué sirve. Para qué cojones existe.
Cuando era pequeña, la literatura era para mí los cuentos que mi abuela me escribía. Cuando iba al colegio, una asignatura en la que me hablaban de medir versos que no comprendía. En el instituto se parecía más a los libros que leía sin parar, a lo que quería hacer con mis propias palabras. En la universidad, era una forma de vida. ¿Qué no era literatura por aquel entonces? Absolutamente todo lo era. Hasta Bob Dylan porque, señores, en el mundo de los libros todo es posible y que Robert Allen cogiera su nombre del poeta maldito Dylan Thomas era todo lo que una chica amante de la poesía podía desear ¿Qué hay más literario que eso? Ah sí, suicidarse por amor. Perdón, ganar un Nobel de Literatura.
Ganar un Nobel de Física siendo pintor.
Eso sí que sería literatura. ¿O no? ¿A que a nadie se le habría pasado por la cabeza algo así? Hay que tener imaginación. Lo que no está en plena calle es falso, inventado, es decir, literatura, decía Henry Miller.
Yo no sé si Dylan se merecía el Nobel de Literatura o el de Física. Pero los suecos se lo han dado, podemos opinar, despotricar –que es lo que más nos gusta- estar de acuerdo o en contra, llorar, gritar por las esquinas, suicidarnos porque el Nobel de Literatura no se lo ha llevado alguien que escribe novelas o poemas o instrucciones de uso de lavavajillas. Por más que lo deseemos, este premio no va a cambiarnos la vida. No se la cambiará a los lectores, mucho menos a los que no leen. Así que, ¿qué importancia tiene? ¿Merece tantísimo la pena esta sin razón entre el sí y el no? Preguntadle a cualquiera que pase por la calle qué opina sobre el tema. Un tío que toca la armónica ha ganado un premio literario. Pues mira, otra cosa no, pero poético… Te contestarán que qué más dá. Que lo que importa es que alguien gane de una puñetera vez las elecciones. Y eso, lo mires por donde lo mires es algo triste.
¿Le importa a alguien la literatura? ¿Le importará a una sola persona más hoy? ¿Alguien comprará un libro esta tarde? ¿Alguien se irá a la cama con una novela? Ese debería ser el premio Nobel. Ese y no otro debería ser el debate. ¿La gente lee o sólo leemos unos cuantos que decimos que leemos y que creemos que el mundo gira en torno a los libros y nos indignamos al pensar que pueda existir alguien que no sepa qué escribió Nabokov? El fin de la literatura no es que un cantautor gane o deje de ganar un Nobel de Literatura, el fin de la literatura es que se deje de leer, se deje de escribir, se deje de escuchar, se deje de pensar.
¿He cambiado la historia de la literatura? –Se estará preguntando Robert en casa mientras juega con la armónica-. Y yo le diría que sí, que ha cambiado la historia de la literatura jodiendo a toda la gente a la que le gusta la literatura (y a la que cree que le gusta) poniéndolos en el aprieto de si Bob Dylan es o no es literatura. ¿Conservadores o liberales? ¿Puristas? ¿Vanguardistas? ¿Anticuados? ¿Amantes de la poesía recitada? ¿Todo puede ser literatura? ¿Es cosa de elites? ¿Se extinguirá la literatura si seguimos así? ¿La gente dejará de leer por escuchar música? ¿La gente dejará de leer ahora que la literatura se puede escuchar en salas de conciertos y en el mp3?
¿La literatura acabará porque Bob Dylan haya ganado el Nobel o porque deje de importarle a la gente?
Al fin y al cabo, él no tiene la culpa, sólo ha sido el premiado. La culpa es de los suecos y algunos no se lo van a perdonar jamás, por muchas estanterías Billy que tengan en casa. Pero no pasa nada, el año que viene se lo darán a Murakami y nos enfadaremos otra vez con ellos porque al japonés lo lee demasiada gente, porque no tiene calidad “literaria”. Y entonces, al año siguiente, se lo darán a Frid Van De Irhub y todos permaneceremos mudos durante unas horas porque no sabremos si lo que escribe ese señor, animal, cosa, cantante o carpintero es literatura.
¿Bob Dylan cambiará el transcurso de la historia literaria? Sinceramente, no lo creo. Lo único que puede cambiar nuestra historia, esta que sólo nos importa a nosotros, que no cura personas, ni nos da dinero ni nos hace la vida más fácil, pero que nos permite sentirnos menos solos y nos enseña perspectivas nuevas y nos acerca a otros y nos aleja del miedo de no saber, -digo-, lo único que puede cambiar nuestra historia es que alguien, esta noche, lea un libro antes de apagar la luz, que alguien, esta noche, se acueste pensando en qué es la literatura, para qué sirve, para qué existe. Que alguien se duerma con la idea de escribir relatos, novelas, poemas, canciones, instrucciones de lavavajillas para poder, algún día, ganar un Nobel de literatura.
6 Comments
¿Es la literatura una afirmación de lo que uno se cree que es en términos sociales, y por tanto algo no muy difierente decir (o inventarse) lo que uno lee de loas fotos que sube al facebook; es la literatura poder?
-…
¿Es el Nobel un tinglado como mínimo dudoso desde que le dieron a Obama el de la paz?
-…
¿Es más o menos la primera vez que le dan el Nobel a alguien tan conocido y molón, tan pop, como Dylan?
-Parece que sí
¿Debería servir eso para hacernos sentir un poquito más cerca del arte, porque todos habíamos oído «Like a rolling stone», y empezar a presentarlo como algo accesible y no como instrumento de poder?
– Yo creo que sí
¿Es muy triste que sean los suecos, es decir, «establishment» o el término que toque, los que dan el primer movimiento en esta dirección para que sirva, obviamente, a sus propios fines, que no me meto en si serán «buenos» o «malos», pero que en cualquier caso son los suyos?
-También
¿Deberíamos ponernos todos a escribir poemas porque Dylan al fin y al cabo no es nadie?
-Y si lo es, lo es por su fama, es decir, por el mercado, así que fijo que sí.
¿Debería pensar que, dado que acercarnos a todos a un poquito de cualquier cosa que huela a arte, (y el Nobel de literatura me parece bastante oloroso) hacernos sentir algo más «artistas» era una necesidad obvia que se ha fingido llevar a cabo desde siempre con chorradas «post» subvencionadas, no hay ninguna clase de resistencia cultural y socio-politica decente y por lo tanto la paz en el mundo y demás soflamas son sencillamente imposibles?
-…
En caso de que sí, ¿se ha conseguido con dinero o los intelectuales, periodistas, filósofos profesores y tal son irremediablemente ignorantes y hay gente alimentando con el idealismo que regalan y en el que más o menos basan su vida lo mismo que en mayor o menor medida tratan de combatir?
-…
¿Con cuál de los dos preferirías que hubiera sido?
Sólo sé que no sé nada…
La retórica, muy afilada; los signos de puntuación, debes trabajarlos. Sin ir más lejos, el último párrafo son solo cuatro frases (con la tercera casi me quedo sin aire), a pesar de su extensión.
No es una crítica puntillosa, sino constructiva. El texto y tu estilo serían mucho más comprensibles con una correcta dosificación de la información léxica.
que majo guille!! graciaasss 😉
No sé si el comentario es para mí o para el comentario anterior, pero en caso de que sea para mí, te agradezco la crítica constructiva y te doy la razón, a veces me dejo llevar y juego con la puntuación para intentar agobiar un poco al lector, soy consciente de que no es lo más correcto y quizá esta vez se me fuera de las manos. En cualquier caso, gracias, lo tendré en cuenta la próxima vez para mejorar.
[…] ¿A quién le importa que Bob Dylan haya ganado el Nobel de Literatura? […]