Sí. Todos somos unos impostores. Somos las mil y una versiones de la impostura y Javier Cercas (1962, Ibahernando) lo sabía. Por eso tenía miedo, por eso no quería escribir la historia de Enric Marco, aquel señor que nos engañó a todos convirtiéndose en ficción viva. “El impostor” (2014, Literatura Random House) es una novela que no lo parece en la que cuenta más la realidad que la ficción ¿o era al contrario? Cercas se lanza sin paracaídas a la mentira de Enric Marco para desempolvar todas las verdades que había en ella, y es que las buenas mentiras son las que están hechas de verdad, eso lo aprendimos en el colegio. Javier Cercas ha recorrido un camino pedregoso en cuyo final estaba él mismo, nosotros mismos. Sí. Todos somos unos impostores.
Usted no quería escribir “El impostor” porque tenía miedo. Sin embargo, acabó escribiéndolo. ¿Qué ha hecho con ese miedo? ¿Cómo lo ha superado? ¿Era para tanto?
Sí, era para tanto. ¿Sabes por qué? Porque yo lo que me preguntaba era “¿Qué había en ese hombre?” “¿Por qué me inquietaba? ¿Qué había mío en él?” “¿Y tuyo? “¿Y mío?” “¿Y de todos?”. Lo que he descubierto es que ese hombre era una hipérbole, una exageración monstruosa de lo que somos. Al final de la cueva estaba yo, había un espejo. El miedo, entonces, estaba justificado, claro. “¿Cómo lo he superado?” Escribiendo. Escribir es el mejor antídoto contra el miedo que yo conozco.
¿Qué hace por la literatura “El impostor”?
Lo que hace la literatura siempre: intentar decir algo que no se había dicho hasta ahora. Intenta expresar algo de los seres humanos en general y diría que, de nuestro país en particular, que no se ha dicho. Un libro que no dice algo nuevo, es un libro inmoral, literariamente hablando. Este libro intenta ser una metáfora de la impostura, una hipérbole de la impostura. La literatura siempre es una hipérbole. “Macbeth” es una hipérbole de la ambición, “Romeo y Julieta” es una hipérbole del amor romántico, “Hamlet” es una hipérbole de la autoconciencia, Enric Marco es una hipérbole de la impostura. Esa impostura habita dentro de todos nosotros y es bueno saberlo para no convertirnos en un Enric Marco.
Uno de los leit motiv de la novela es la frase “La realidad mata, la ficción salva”. ¿Se ha cumplido esta premisa con la publicación del libro?
Más que una premisa es un leit motiv. Es una frase que vuelve una y otra vez en el libro con distintos significados y un elemento fundamental del libro. Es verdad, “la realidad mata, la ficción salva”, pero la ficción colocada en su sitio. Necesitamos la ficción porque sin ficción no podemos vivir; la realidad es aburrida, triste, mediocre… y necesitamos la ficción para aliviarnos de todo eso, de no llevar la vida que todos queremos llevar y de que nuestras ambiciones y nuestros deseos no se cumplan. Pero la ficción hay que saber usarla. No te puedes mentir permanentemente acerca de ti mismo porque entonces estás perdido; lo que dice este libro es que la ficción salva pero también la realidad. No podemos estar siempre engañándonos, no podemos estar siempre mintiéndonos; al final, afrontar lo que somos de verdad es, seguramente, la única forma de llevar una vida del todo decente. No hay una respuesta nítida para las preguntas que formula el libro, eso es una novela, yo lo he repetido muchas veces, seguramente me lo hayas oído. Pues eso es lo más importante que tengo que decir y lo diré en un libro próximamente de la mejor manera que sepa.
“La respuesta en realidad es la propia búsqueda de la respuesta”.
Exactamente. Exactamente.
“¿Puede un libro reconciliar a un hombre con la realidad y consigo mismo?”
Puede. Sí. Los libros pueden muchas cosas. Los libros son entretenimiento, eso desde luego. Pero pueden hacer muchas más cosas y quizá puedan hacer lo que preguntas; yo lo intento, yo intento reconciliar al protagonista de mi novela consigo mismo a través de la verdad y en realidad intento reconciliarme yo mismo a través de este libro y aún más, intento que el lector se reconcilie consigo mismo. Este libro es un libro insidioso porque, -esto me lo ha dicho mucha gente-, cuando uno lo lee, va diciendo,” bueno, pero qué tengo yo de este tío” y eso es exactamente lo que yo pretendía: desasosegar al lector, inquietar al lector, perturbar al lector. Sacarle de quicio, sacarle de sus casillas. Creo que eso es lo que hace la literatura, sacar de sus casillas a la gente, revolucionarla. Y el resultado de esa revolución tiene que ser una especie de reconciliación, una especie de averiguación de lo que es uno.
Una especie de autoconocimiento.
Tú lo has dicho mejor que yo, autoconocimiento, eso es.
Siguiendo con ese juego, tomando prestada también una frase de Cervantes hablando del Quijote, dice usted “Para mí sólo nació Enric Marco y yo para él, él supo obrar y yo escribir, solos los dos somos para en uno”.
Eso dice al final el narrador al final del “Quijote” sobre don Quijote, como si todo lo que hubiese hecho don Quijote, lo hubiera hecho para que él lo contara. Yo en algún momento me pregunto si con Enric Marco ocurrió lo mismo, pero tendrá que decirlo el lector. A veces he tenido la impresión de que este hombre hizo todo lo que hizo para que alguien lo contara y es probable. Alguien me decía ayer: “Esto es un final feliz, porque este hombre ha conseguido lo que quería, como don Quijote”. Don quijote lo que busca es que un historiador cuente su historia, que alguien hable de él, que alguien lo inmortalice, que pase a las páginas de un libro. Enric Marco lo ha conseguido. Tal vez lo hizo para que alguien contara su historia. Una historia que no es la que él pretendía, una historia heroica, sentimental, épica, gloriosa, sino más bien mediocre, prosaica, triste, pero que es la suya. Mejor dicho, lo que hay en el libro son las dos historias, tanto la historia inventada, romántica y sentimental como la historia prosaica, mediocre y triste, a veces sangrienta que es, definitivamente, la historia de este hombre, pero también la historia de España.
En sus encuentros, ¿le dio la sensación de que realmente Enric quería que alguien escribiera sobre él?
Sin la menor duda. Desde el primer momento. En el momento en el que alguien le dijo que yo quería escribir sobre él, instantáneamente se puso a mi disposición. Por supuesto, él quería que yo escribiese la historia que él quería leer e hizo lo posible para que yo hiciese eso. Y luego, cuando el libro se ha publicado, Enric Marco ha salido en la radio, con Juan José Millás y con Gemma Nierga diciendo que yo lo había engañado, que no estaba contento… sin embargo, yo creo que está contento pero no lo va a decir. Eso lo que yo siento. Por lo demás no tengo el menor resentimiento contra él, todo lo contrario, creo que, secretamente, ha conseguido lo que buscaba, aunque no del modo que él buscaba exactamente.
¿Sintió que Enric Marco quería seguir engañándolo?
Muchas veces. Él hizo todo lo posible para engañarme. Muchas veces. A veces lo conseguía y yo me daba cuenta de que me había engañado. Lo que te puedo decir es que todo lo que yo cuento está contrastado y en cuanto a lo que no he podido contrastar, digo “esto puede ser así, creo que es así”, pero no lo doy por seguro. Pongo la mano en el fuego, es así, por indicios, por testigos. Si te empeñas en descubrir la verdad acerca de algo, al final la verdad aflora. Si te empeñas, puedes descubrir la verdad, pero te tienes que empeñar. Pero claro que él intentó engañarme muchas veces, muchísimas veces. Hay cosas que si no las hubiese encontrado por otras vías, no me las habría contado nunca. Aun ahora él es un mentiroso genial, el otro día decía a Millás y a Nierga que no había leído el libro y después de estar hablando un rato, le preguntaron: “¿Cómo sabe usted tanto del libro si no lo ha leído?”. Al final dijo que sí, que lo había leído. Él puede decir una cosa y la contraria sin ningún problema porque decía, por ejemplo:” Cercas miente porque dice que yo tuve un piso en la playa y eso es completamente falso”, y bueno, él no tenía a su nombre ningún piso, lo tenía todo a nombre de su mujer, por motivos que podrá descubrir el lector, pero claro que tenía un piso. ¿Por qué tenía las cosas a nombre de su mujer? ¿Por qué no podía tener nada a su nombre? Porque estaba en busca y captura y él decía que estaba en busca y captura por antifranquista. Mentira, lo estaba por delitos comunes. Entonces hay que ir tirando y tirando… él es un mentiroso magistral por un motivo: sabe algo muy importante y lo utiliza magistralmente, como nadie que yo conozca. Una mentira, para ser creíble, tiene que contener siempre un granito de verdad. Esta es la primera norma del mentiroso, este es uno de los elementos centrales del libro: todas las grandes mentiras se amasan con pequeñas verdades. Una mentira pura no se la cree nadie. Y así es como la mentira adquiere el sabor de la verdad y así es como la mentira es digerible y aceptable, verosímil. Por eso, descubrir sus mentiras se volvía tan difícil porque detrás de todas sus mentiras había siempre verdades. Tenías que separar qué era verdad y qué era mentira: un laberinto.
Uno de los capítulos más redondos, en mi opinión, es el del diálogo que tiene usted con un Enric Marco imaginario.
¿Sabes que estoy muy feliz con eso porque mucha gente opina lo mismo? Es como el centro del libro y cuando la gente lo leía al principio decía pero qué locura es esta. Porque es un auténtico disparate. Es como si en medio de una película en blanco y negro, metes ahí unos dibujos animados. Era una cosa loca, pero es fundamental.
Es donde cobra vida y sentido todo el libro.
Lo ha entendido mucha gente y eso me alegra mucho. Me he llevado muchas alegrías con este libro. Los libros son raros. Nunca sabes cómo los va a leer la gente. Son como animales vivos, están vivos. Cobran vida como los niños. Y eso es así literalmente así. Eso que tú dices, pensé: “Hostia, aquí la gente va a decir…”. O, por ejemplo, algo mucho más importante: nadie tiene, -esto sí que es fundamental-, nadie hasta donde yo alcanzo, tiene ningún problema con que esto sea una novela, y es que lo es. Habrá alguno que diga que esto es un ensayo, una crónica… No, la gente lo ha aceptado como novela. Esta idea de novela por la que yo llevo peleando muchos años, ya ha entrado, la gente la empieza a aceptar, a lo mejor dicen “bueno, otra fricada de Cercas” y entonces les parece normal, pero este no es el concepto de novela convencional. Pero me alegra mucho que la gente lo acepte como novela, que es lo que es. Eso es una gran alegría.
¿Era posible entonces escribir un libro sobre Enric Marco sin pactar con el diablo?
Esa pregunta la tiene que contestar el lector. O sea tú. Ese es uno de los asuntos del libro. Siempre ocurre con los libros. Un escritor que no corre riesgos no es un escritor, es un escribano, que corre riesgos de verdad, formales, morales, -si es que son distintos- y yo lo he intentado. Suponiendo que toda escritura contenga un pequeño pacto con el diablo, suponiendo eso, yo he intentado salvarme con la escritura de este libro, salvar a Enric Marco, salvarme a mí, salvar todo lo que pueda. Luego veremos si lo he conseguido o no. Pero indudablemente había algo perverso en este libro, peligroso. Era consciente de ello y por eso lo he metido en el libro para que nadie se llame a engaño. (Se le cae el té encima) Fíjate, he empezado a hablar del diablo y me he puesto nervioso. El libro es un exorcismo de los dos, sólo que el suyo no es muy voluntario y el mío es una pelea.
Fotografías: Santiago Ros Navarro
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