C'Mon Murcia

Los vampiros molan: Halloween 2014

El cine ha estropeado muchas leyendas a lo largo de su historia. Un triste viernes de 2001, Tim Burton tuvo el valor de degradar a la raza simia a favor de Mark Walhgberg; Samuel Bayer nos quitó los malos sueños con el remake de Pesadilla en Elm Street y Catherine Hardwicke se rió de los chupa sangres adaptando Crepúsculo a la gran pantalla. Nos gusta quedarnos con lo malo y olvidamos que estos monstruos hicieron grandes cosas. Cosas que fueron, cosas que son y, algunas cosas, que aún están por llegar.

Drácula, la leyenda jamás contada está ya en los cines y te preguntas, ¿ayudará a purificar la imagen del vampiro que tanto se ha dañado los últimos años? No, seguramente no  —aunque huele a placer culpable que echa para atrás—. Aún así, estos demonios han hecho grandes cosas —más allá de Nosferatu, Bela Lugosi y Cristopher Lee— y si no te lo crees, aquí tienes los mejor que nos ha dado:

Spike — Buffy cazavampiros

Hay un prejuicio bastantante generalizado que lleva a los espectadores a considerar que Buffy Cazavampiros no es la mejor serie de los noventa. Claramente se equivocan. Esta creación de Josh Weedon no es solo uno de los iconos más potentes de la cultura pop americana, si no que tuvo el placer de albergar a Spike, el mejor vampiro de la historia. Eterno segundón y oxigenado hasta lo imposible, William el Sanguinario reune todas y cada una de las singuralidades propias de su especie (en plan bien): alcoholismo, crueldad, asesinatos en masa sin remordimiento, problemas con las mujeres y, la más importante de todas, humor irónico —un vampiro no irónico es lo mismo que Edward Cullen, ojo—. Todos sabemos que se merecía a Buffy más que Ángel  (esta es una cuestión que discutiremos en otra ocasión) y que su Rest in pace es la mejor canción del capítulo musical de la serie.

Blade — Blade

Blade no tiene carisma, su erotismo con las mujeres es algo cuestionable y lucha para proteger a la humanidad de los malos demonios. Cuando sumas todo esto solo te viene a la cabeza un pobre diablo moralista que tuvo la mala fortuna de convertirse en vampiro. Pero si a la ecuación le sumamos que es Wesley Snipes, la cosa cambia.

Se encuentra en el puesto numero dos porque es un justiciero medio humano que no necesita alimentarse de sangre gracias a un suero que le prepara Kris Kristofferson (BUAHHH), porque va pululando por la ciudad con una banda sonora que pongo cuando me preparo para salir de fiesta y porque tiene contestaciones solo comparables a las de Bruce Willis en La Jungla de Cristal.

Drácula — Drácula de Bram Stoker

Uno de los vampiros más icónicos del cine se merece el tercer puesto por ser Gary Oldman, por estar dirigido por Copola y por ser lo suficientemente grande como para enamorar a Winona Ryder —Winona Forever—. Ejemplifica la naturaleza de los chupa sangres como ningún otro y desarrolla esa historia de amor atormentado que siempre acompaña a los grandes espíritus torturados y que nos gusta tanto. Además, vacila a Keanu Reeves.

Aro — Crepúsculo

Ya, todos estamos de acuerdo en que Crepúsculo fue el detonante de muchos de los males que padecemos hoy día, pero, ¿y lo que molan los Vulturi? Aunque, con sus formas de la vieja escuela, hay uno que sobresale sobre el resto.  Aro, interpretado por Michael Sheen, es lo mejor de esas cuatro películas insalvables (por mucho que Bill Condon lo haya intentado con mucha fuerza). Quizás sea porque es el elemento salvavidas de toda una saga, pero es un cabrón y un cachondo, como debe ser. Si quiere matar niños, los mata;  si aparece algún insurgente, lo mata; si alguien le cae mal, lo mata;  si quiere cualquier cosa, ya encontrará a quién matar. Además, Michael Sheen es mejor que todos vosotros y lo sabéis.

Eric Northman – True Blood

A todos nos gustan los vikingos de dos metros, rubios —naturales o no—, de origen noble y despiadados asesinos. Luego, si quieres que la balanza se incline a favor de las mujeres, conviértelo en vampiro y llámalo Eric Northamn. True Blood cambió los anales de la historia al aparecer por primera vez en las pantallas americanas, gracias a ese dios llamado HBO, y volvió loco a medio mundo en su cuarto episodio — Huída de la guardia del dragón— con la primera aparición de esta sedación rubia —»sensación» que le cuesta sus horas de tinte en la peluquería—. Típico personaje que hace que te cuestiones los límites entre el bien y el mal y al que le perdonas que mate a cualquier personaje. Eric, llámame.

La Hammer le da mil patadas a todos estos y Nosferatu convertiría en pesadillas sus (no)sueños. Pero, a veces, está bien permitirse alguna licencia y elegir al que manda tu corazón. Y tú ¿piensas que falta alguno?

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