Hace un par de meses, en septiembre, la ICA (Instituto de las Industrias Culturales y de las Artes), -lo que antes se conocía por MurciaCultural– a través del Centro Párraga abrió la convocatoria del Proyecto Brota. Un proyecto para dar visibilidad a artistas noveles y ofrecerles una primera toma de contacto dentro del marco institucional.
Santiago Rodríguez es el primer seleccionado. Poco sé de él, y poca información encuentro, normal, es prácticamente nuevo (pero como todos nosotros). Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Murcia y Máster en Conservación y Restauración por la Universidad Politécnica de Valencia, cuenta en su currículum con tres exposiciones colectivas.
(S)pain: El jardín de las Delicias es la primera exposición de las cuatro que tendrán lugar dentro del Proyecto Brota y también la primera de Santiago Rodríguez. Está ubicada en la sala de Máquinas, sala pequeña, blanca, con una puerta de garaje que da a la calle. Me pareció un espacio muy acertado para estos pequeños proyectos, no es grande, no abruma a los artistas jóvenes con su tamaño.
Entrando a la sala vemos, en la pared izquierda, once fotografías; en la pared del fondo una proyección y en la de derecha, unas figuritas. Encuentro dos vitrinas con cuatro figuras dentro de ellas. En la primera vitrina están expuestos los típicos obsequios de bautizo: unos payasos de porcelana, dos de ellos objetos recuperados –son los recuerdos del bautizo del artista– y otros dos payasos manteniendo sexo anal. Evidentemente no se trata de ninguna figurita kitsch comprada, esta ha sido hecha por el artista.
A través del apropiacionismo y la falsificación y con una gran carga sexual, Santiago Rodríguez bucea en el folclore español analizando el origen de la identidad personal, sexual, individual y colectiva.
La exposición sigue con una proyección de una imagen del Sagrado Corazón, que contrasta con el contenido erótico del resto del proyecto y funciona como representación del máximo exponente de la iconografía española.
Y para finalizar una serie de once fotografías que conjugan un gran grueso del folclore iconográfico español: sevillanas, Carmen Sevilla, coñac Soberano y toreros entre otras cosas.
La impresión con la que salí de esta exposición: las figuritas reapropiadas y re-configuradas con esa gran carga sexual son una gran pieza, muy coherentes con el concepto del proyecto que Santiago Rodríguez plantea y muy sencillas aunque, yo eché en falta más cantidad de este tipo de objetos.
En cuanto a la proyección del Sagrado Corazón, no se ve directamente, nosé si tiene que ser así, pero ante la falta de explicación lo tomo como un error de montaje de exposición que tendrían que haber tenido en cuenta antes de montarla o solventarlo después del montaje.
Y para finalizar, las fotografías. No las pude apreciar muy bien, no sé si es por la iluminación o por el tono naranja que tienen. Aunque las fotografías para mi directamente sobran y las sustituiría por más objetos. Los objetos a modo de contenido del “baúl de los recuerdos” funcionan mejor a la hora de estimular el subconsciente al ser mucho más plástico y pudiendo desarrollar la faceta de voyeur del espectador cuando este explora la faceta sexual y erótica de las piezas.
Para ser su primera exposición tiene un buen atractivo, veamos cómo evoluciona la obra y carrera de Santiago Rodríguez. Mi enhorabuena.
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