El WARM UP Estrella de Levante ya ha terminado. Un año esperando los que son nuestros días favoritos del año para que la lluvia decidiera que no todo iba a ser tan bonito. Hemos vuelto a disfrutar, a cantar y sentir que la música puede con todo. Pero también nos hemos calado, nos hemos puesto tristes y hemos sentido que nos hemos quedado a medias. Es una sensación rara y agridulce, como todo últimamente. Aquí os dejamos nuestras impresiones de esta quinta edición del festival en diez reflexiones.
1. El mejor fin de semana del año, una vía de escape.
Desde el extinto SOS 4.8 Festival al WARM UP Estrella de Levante, este fin de semana en el que se celebra el festival más importante de la ciudad se ha convertido para muchos en el mejor fin de semana del año. Días que se convierten en una vía de escape, días en los que los problemas, los dramas y el trabajo quedan a un lado y todo gira alrededor de varios escenarios y los amigos. Un mal síntoma de la vida que llevamos a diario pero una buena muestra de lo que la música puede hacer por nosotros. Apostaría que a lo largo de los días del festival hay más abrazos en Murcia que en cualquier otro fin de semana del año.
2. El drama y la épica de la lluvia.
Si algo puede ir mal da por hecho que va a salir mal. Es la mejor manera de evitar decepciones. Abraza la tragedia y conviértela en épica. Cuando comenzó a llover en el concierto de Carolina Durante muchos decidieron abandonar el recinto, otros optaron por quedarse y cantar bajo la lluvia con esos cuatro chavales hasta el final. Unos optaron por las toallas, otros por los pogos. Algunos esquivaban los charcos y otros tantos saltaban y bailaban en ellos con el agua por los tobillos. Niña Polaca improvisando un concierto en el parking es la actitud a seguir. Está claro que la cancelación del sábado fue un drama y una auténtica putada, pero qué más da, tampoco se podía hacer nada contra ello.
3. Los conciertos matinales, el futuro del festival.
Con cada edición queda más claro que el festival debe abrazar la ciudad de forma más consciente y apostar por su programación matinal como una de sus señas de identidad. El público llena las plazas y el ambiente que se respira por las calles es único. Además aplaudo la diferente que el festival realiza entre sus escenarios, creando programaciones totalmente diferenciadas para abarcar a los diferentes públicos que acuden al festival. Por un lado los Tiki Phantoms, por otro Ganges. En una plaza Camellos, en la otra Dani. Una idea que mantener y ensalzar así como su apuesta por las bandas emergentes, ojalá algún día se combinen con actuaciones de grupos más consolidados (como ya pasó hace unos años con Carolina Durante, por ejemplo) para crear lo que para nosotros sería una propuesta ideal.
4. La semana previa, una idea que volver a pensar.
También se va consolidando, aunque mucho más poco a poco, las diferentes propuestas que el festival presenta a lo largo de la semana previa: cine, documentales, presentaciones de libros, conciertos… Es una gran idea que aporta algo diferente y da una mayor variedad a la programación pero quizá deberían pararse a replantear la acción. Hay conciertos que se llenan mientras que otros pasan totalmente desapercibidos, hay actividades que no terminan de encajar y otras que se solapan incluso con el propio festival.
5. Grupos que son algo más que un grupo.
De esta edición del festival me voy con la sensación de que se respira algo diferente cuando vas a un concierto de grupos como Carolina Durante, Cala Vento, La Élite, Camellos, Cariño, Trashi… Son algo más que corear estribillos, saltar y bailar. Es como estar en el concierto de la banda que han montado tus amigos y llevas apoyando desde el primer día aunque no hayas hablado en tu vida con ellos. No sientes a esas personas del escenario como estrellas, los sientes como colegas. Cuando bailas con el resto del público también estás bailando con ellos. Es difícil de explicar pero creo que más de uno que lea esto se habrá sentido así.
6. Kasabian cumplió, el público no.
Y precisamente esa comunión es la que eché en falta en el concierto de Kasabian, el grupo más destacado del cartel. Los británicos cumplieron con creces sobre el escenario, Sergio Pizzorno ha cogido las riendas del grupo y en ningún momento nos acordamos de Tom Meighan. Pero el público estaba a medio gas. Me cuesta creer cómo alguien puede permanecer impasible ante «Fire», «You’re in Love With a Psycho» o «Club Foot», pero así fue.
7. Lo de Vetusta Morla ya estaba escrito.
Poco se puede decir de Vetusta Morla a estas alturas. Su directo es incuestionable desde hace más de una década, no han bajado el nivel en ningún momento. Y, para bien y para mal, ya no es ninguna sorpresa que su concierto va a acabar siendo uno de los mejores del festival. Así fue en 2019, así ha sido en 2023 y así será en su próxima visita.
8. Nuestros conciertos favoritos
Cala Vento: La confirmación del grupo en la ciudad, su nuevo disco será uno de los mejores del año y su concierto también. De tocar en Musik para cincuenta personas o abrir un B-Side Festival vacío a lo que ocurrió en el WARM hay un camino abismal y ya lo han recorrido.
Carolina Durante: Diego es uno de los mejores frontman del país. Tienen la actitud, tienen las canciones y tienen el público. Por segundo año en el festival también han tenido la lluvia. Un concierto para la historia del festival y que aquellos que lo vivieron hasta el final bajo la lluvia no van a olvidar.
Hot Chip: Una lección magistral de cómo levantar a un festival. Si quedó alguna persona sin bailar durante su concierto posiblemente esté muerta por dentro.
Iván Ferreiro: Todo el público coreando «Turnedo» como si no les importara quedarse sin voz para el resto de su vida. Uno de los mejores momentos del festival solo lo podía protagonizar uno de los mejores artistas de nuestro país. Piel de gallina. Con la compañía de Leiva al bajo que hizo feliz a más gente de la que imaginamos. Y con un nuevo disco que es una delicia.
Yo La Tengo: Su propuesta no encajaba con la del resto del festival, comenzaron cuando apenas había dejado de llover y el público aún estaba entrando. Y aún así es fácil ver cuando un grupo está en otra liga y ni se preocupa por lo que hay a su alrededor, solo por su música. Un pequeño oasis para aquellos que echan de menos tiempos que ya se fueron.
Ojete Calor: Un concierto de Ojete Calor es sumergirse en un sketch de Muchachada Nui. El festival entero cayendo ante el subnopop. Y nosotros que somos muy de la tontería no íbamos a ser menos.
9. Necesitamos un cierre de festival a lo grande.
Algo que echamos en falta en el último día del festival fue un cierre a la altura de todo lo que había ocurrido durante estos días. Sin desmerecer la sesión de Flash Show Djs, con la que lo pasamos genial, pero al final no se aleja de lo que puedes encontrar en Sala REM cualquier sábado o en la propia Stereo de Alicante donde residen. Nos habría encantado despedir el festival en el escenario principal con alguna propuesta que realmente marcara la diferencia. Algo así como Moderat, la gran pérdida de este año.
El viernes el cierre corrió a cargo de Elyella Djs y tenemos que reconocer que ha sido la mejor sesión que les hemos visto hasta el momento. Las últimas dos o tres ocasiones que acudimos a su show nos encontramos con prácticamente la misma propuesta, sin sorpresas y sin riesgo, pero este año parece que por fin la cosa ha cambiado y salimos encantados y con dolor de pies.
Y esto también me recuerda que el escenario dedicado a los djs y la música electrónica parece haber quedado escondido en un rincón donde el público se amontona y no termina de ser un lugar cómodo. El arbolado le sienta bien, pero la ubicación del escenario es algo complicada. Un escenario que siempre está lleno a partir de cierta hora y que podría alcanzar una mayor importancia dentro del festival gracias a su programación más alternativa.
10. La resaca emocional
Y ahora es el momento de la pasar la resaca emocional y de pensar en que nos queda todo un año para volver a ponernos la pulsera, entrar en La Fica y sentir que todo está bien. Se nos va a hacer largo.
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