Se puede ser rapero y ser elegante. Sin oros. Sin Loewe. Solo con una voz brutal y una capacidad para cantar y entonar como no la tiene prácticamente nadie en todo el gremio. Zetazen suelta un verso y te eriza. Coloca las dos siguientes barras y te atrapa. Retuerce los típicos y limitados 16 versos de las encorsetadas estructuras del rap y entona, grita y canta.
Su música, su producto, nunca ha entrado en las corrientes principales del rap en España, pero Zetazen se ha labrado un público propio a base de sentimiento. Más de media Sala 12 & Medio se acerco a escuchar y dejarse llevar por el madrileño. Elegant pain suena exáctamente como describe su nombre. Fino, suave y melancólico. Un concierto para ver con una copa de vino en la mano y zapatillas.
Párrafo aparte para J Heras, la segunda voz que refuerza la emotividad de cada línea. El ambiente que crea junto a Zetazen es idílico para servir de colchón sonoro a las letras de Zetazen. Elegante, vaya.
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