Ni el frío, ni las “regurgitaciones” en las carnes de Maika Makovski le impidieron darlo todo el sábado pasado en la Sala Stereo. Arropada por el hierático calor de unos cincuenta seguidores, la joven artista presentó su último trabajo Thank You for the Boots. Y como no existe en este mundo nada que no se merezca una segunda opinión, aquí tenéis dos versiones, sin ánimo de complementariedad, de este evento.
Rosa: Este fin de semana, en la Sala Stereo, tuvimos la oportunidad de escuchar en directo la privilegiada voz de la hispano-macedonia Maika Makovski. Después de esperar unos “pocos” minutos a la merced del frío, las puertas se abrieron sobre las 22:00, momento en el que una veintena de helados espectadores nos dispusimos a entrar y tomar posición en la todavía poca cargada sala. Pasaban los minutos, sin embargo, Maika no hacía el amago de aparecer. Mientras tanto, entre canciones de Two Door Cinema Club, The Kooks, White Lies o Lily Allen, iba entrando un tímido flujo de gente, aunque nada desbordante (ni antes, ni durante el transcurso del concierto). El rango de edad de los admiradores de Maika, a rasgos generales, rondaba entre los 30 o 40 años, algo paradójicamente curioso, sabiendo que la joven artista no supera los 30 años.
Justyna: Si no estaba claro a qué hora empezaba el concierto oficialmente, menos aún se sabía de la hora a la que iba a salir Maika a la escena. Mientras tanto, podíamos ver una Sala Stereo sin mucha gente, y la que había, en su mayoría, superaba bastante la edad universitaria. Todo presagiaba un concierto en un ambiente intimista, tan lejos de estar la sala Stereo desierta como abarrotada. Y llegó, por fin, bien pasadas las once, con más de una hora de retraso, unos pitillos algo brillantes, varios botellines de agua y sin presentarse.
R: Tras más de media hora de tediosa espera, sobre las 23:30, por fin llegó la señorita Makovski: Ataviada con unos pantalones de cuero negros, un jersey de cuello alto (que luego cambió por una camiseta de tirantes) y unos Oxford de tacón color crema, la mallorquina subió al escenario con una amplia sonrisa junto a su equipo, se hizo con el piano y comenzó a tocar Language (de Thank You for the Boots, su último disco).
J: Y empezó fuerte: con Language, el single de su último disco, Thank you for the boots, con lo que consiguió crear grandes esperanzas. Pero siguió así, ahí, bailando todo lo salvajemente que se puede dentro de un metro cuadrado, pegada a su teclado durante casi la hora y media que duró el concierto. Trató de buscar la aprobación de los espectadores, preguntando por cómo estaban o si les gustaba; de interactuar o hacer la gracia hablando de sus problemas con el sostén. En una de esas ocasiones, casi le da un infarto a más de un fan aferrado: “Tenemos un gafe con Murcia… Hemos estado a esto de cancelar el concierto. No os voy a hablar de mis regurgitaciones, pero esta vez iba a dar el concierto sí o sí.”.
R: Seguidamente, se disculpó por el retraso debido a no encontrarse en buen estado y pasó a interpretar Your Reflection y Cool Cat, del mismo anteriormente mencionado. En cuanto a la variedad de canciones, la cantante no se centró solo en su último trabajo, sino que alternó entre otros, como Desaparecer y Maika Makovski. Así pues, tuvimos la oportunidad de escuchar Only Innocence is Capable of Pure Evil o la conocida Lava Love. Tras las numerosas súplicas del público, Maika y su equipo regresaron a escena para tocar 5 canciones más, la más destacada de todas ellas resultó ser Song of Distance, quizás la que más emoción y atención causó entre los oyentes.
J: Logró, junto con sus acompañantes, un sonido perfecto: ella, una técnica vocal que oscilaba sin esfuerzo alguno entre su canto normal y una técnica más nasal, en Cool Cat, por ejemplo, y tocando el teclado con una mano y arrancándole algunas notas a la guitarra con la otra en Pagan, o la variedad de técnicas de percusión de David Martínez y la perfecta coordinación junto con JC Luque al bajo y Oskar Benas a la guitarra dieron este resultado. Iba a acabar con Iron Bells, pero el unísono del público repitiendo “¡Otra! ¡Otra!” les lanzó a tocar cinco canciones más, entre ellas una estremecedora interpretación de Song of distance con Maika sola con su guitarra en el escenario. El efecto habría sido mágico si las luces no hubiesen parecido querer traspasar sus huesos desde atrás .
R: Cabe destacar que fue un concierto que, a excepción de muy pocas canciones, no resultó pesado ni cargante, ni incluso cuando se decidieron a tocar unas cuantas canciones extra. En general, el público salió con un buen sabor de boca. Si hay algo que pudo faltar fue la ausencia de canciones de su primer y segundo disco (Kradiaw y Kraj so Koferot), tales como Mademoiselle, y el protagonismo que a veces la potencia de los instrumentos le quitaba a su espectacular voz, pues cabe decir que tiene la capacidad de alcanzar registros increíblemente agudos.
J: Grosso modo, fue una actuación que cumplía con las mismas expectativas que el disco que venía a presentar. Sonidos muy bien logrados contrarrestados por la pésima iluminación de la sala; los bailecitos de Maika frente de un público mayoritariamente hierático que, curiosamente, parecía despertar con las canciones del tercer álbum; siete canciones de Thank you for the boots, otras tantas de los dos anteriores CDs, otras del primero, pero ni una sola de Kraj so koferot. La artista cada día pierde más el espíritu underground que le llevaba por las escenas durante los primeros años, y ésta fue la prueba.
Como dato curioso: Kraj so Koferot significa “el fondo del baúl” en macedonio, nacionalidad del padre de la cantante. “Este nombre lo escogí porque las canciones del álbum son rescatadas de hace bastante tiempo”– nos aseguró Maika tras bajar del escenario.
Crónica por Justyna Smela & Rosa Lorca.
Fotografía por Justyna Smela.
3 Comments
No creo que haya perdido el espíritu underground por no tocar ninguna de su primer album, además de ser unas de esas artistas españolas que por desgracia no tienen tanta prensa
Enhorabuena por la crónica y las fotos! =)
Muchas gracias! 🙂 En realidad, lo de que pierde el espíritu underground no era tanto por no haber tocado nada del Kraj so Koferot, sino que, simplemente, los dos últimos discos son muchos más ligeros y más… digamos, naïf, que los anteriores… deja de notarse tanto el sonido a lo PJ Harvey con la que se le ha comparado tanto; pero eso no significa que sea malo, de hecho, todo lo contario: ningún artista respetable deja de evolucionar… estará madurando su estilo, seguramente 🙂
Enhorabuena chicas, muy original el hacer la reseña entre las dos, me ha gustado.
P.D. A los mayores también nos gusta la música de los jovenes.
Un saludo.