Mañana, 15 de diciembre llega a las pantallas de todo el mundo el episodio VIII de la saga de La guerra de las galaxias, titulado Los últimos Jedi. La película está destinada a hacer tanto o más dinero que su predecesora y aunque lo tiene complicado debido a que la espera no ha sido de 30 años como sucedió con el El despertar de la Fuerza en 2015, parece ser que romperá el record de taquilla para un estreno con más de 200 millones de dólares únicamente en el mercado norteamericano. Y es que, el legado de Star Wars (La guerra de las galaxias) es tan grande, que sigue siendo una de las piedras angulares del cine comercial de Hollywood y, sin duda, la piedra Rosetta de la industria mainstream tal y como la conocemos actualmente.
Ya hablamos no hace muchos meses por aquí, con motivo de su 40 aniversario, sobre La guerra de las galaxias y por qué era la película de aventuras definitiva. Uno de los motivos que alegamos fue la riqueza de su universo y la variedad de posibilidades que albergaba. Algo de lo que no era ajeno George Lucas cuando la película era un filme independiente (en todos los sentidos del término) y aislado que tenía entidad por sí mismo y no formaba parte de una trilogía planificada como nos hizo creer a todos unos años después.
La película dio tantísimos beneficios que era imposible resistirse a rodar secuelas. Así que, el señor Lucas se sacó de la manga que la cinta original era en realidad el episodio IV de una saga mucho más grande (algo muy de los seriales de Flash Gordon en los que se inspira) y que contaría en dos trilogías. Si bien es cierto que por la estructuración del relato y los elementos que suceden fuera de plano o son narrados en tiempo pasado, la historia permite realizar tal jugada, también existen indicadores de que ciertos resortes narrativos están metidos con calzador y hay bastantes incoherencias si se analiza todo detenidamente. Así, George Lucas ideó dos continuaciones directas tituladas El Imperio Contraataca (1981) y El retorno del Jedi (1983) y una trilogía que transcurriría antes de los eventos de la original (los episodios I, II y III, rodados entre 1999-2005). Entre medias, además de millones de libros, videojuegos, juguetes y cómics canónicos y apócrifos, Lucasfilm produjo dos películas para televisión centradas en los Ewoks (Caravana de valor en 1984 y La batalla de Endor en 1985), dos series animadas en los años ochenta (Los Ewoks y Androides, ambas emitidas entre 1985 y 1986), la serie animada de Las guerras Clon (2008-2014), la serie animada Rebels (2014-actualidad), un par de series más con la licencia de Lego.
Como suele suceder en estos casos, no todas las continuaciones, sean secuelas o precuelas, tienen la misma calidad ni gustan por igual a los espectadores. De hecho, muchos se sintieron ultrajados aquel verano de 1999 cuando, tras 16 años de espera, se estrenó el Episodio I. Sea como fuere, el universo galáctico se ha ido expandiendo, incluso después de la jubilación de George Lucas y la posterior venta de su compañía Lucasfilm a Disney, gozando de tal salud y tal legión de fans, cuyo culto prácticamente se ha convertido en una religión y un fenómeno antropológico.
Disney, como buena máquina de ganar dinero, ideó (ya sin Lucas a bordo) una nueva trilogía cinematográfica que continuaría los eventos de El retorno del Jedi y que reuniría a los miembros del reparto original 30 años después. El resultado fue El despertar de la Fuerza (2015), la tercera película más taquillera de todos los tiempos, sólo por detrás de Avatar y Titanic. Además, por el camino, ha desarrollado un spinoff titulado Rogue One, que se sitúa entre el final del Episodio III y el comienzo de la cinta original, ha rodado una película sobre la juventud de Han Solo y está desarrollando otra sobre la figura de Obi-Wan Kenobi. Además, también ha anunciado una nueva trilogía cinematográfica independiente de los eventos de la saga matriz. En definitiva, un universo situado en una galaxia muy, muy lejana lleno de posibilidades.
Un universo con sus luces y sombras. Con sus aciertos y sus fallos. Con cintas buenas y menos buenas. Un cuento espacial, con princesas, magos, malos muy malos, buenos muy buenos, un secreto familiar y un misticismo muy particular. Así que, ahora, vamos a ordenar todas las películas del universo galáctico de peor a mejor y lo haremos obviando series y películas para la televisión; centrándonos únicamente en los ocho films estrenados en cine hasta el momento.
ROGUE ONE: UNA HISTORIA DE STAR WARS (2016)
La última película de la saga estrenada hasta la fecha supone el punto más bajo de lo visto hasta ahora. Situada cronológicamente entre los episodios III y IV, en pleno auge del malvado Imperio Galáctico, Rogue One: Una historia de Star Wars, se suponía iba a ser una película de guerra, cruda y visceral en la línea de Salvar al soldado Ryan y se convirtió en un espectáculo vacío, sin alma y con unos personajes tan poco definidos y tan desganados que acaban por no interesar. Y si como espectador no te interesa lo que les suceda a los personajes, algo falla.
La trama nos cuenta la historia de un grupo de rebeldes que tratan de hacerse con los planos de La Estrella de la Muerte, el arma de destrucción definitiva construida por el Imperio, enfrentándose a su ejército y a Lord Darth Vader que tratarán de detenerlos.
La producción de este spin-off fue algo que la propia productora no supo cómo afrontar. Por un lado contrataron a un director con una visión muy particular como Gareth Edwards que aportó un punto de vista muy interesante y un planteamiento distinto a lo que se había visto en la saga anteriormente, pero una vez los directivos vieron el primer montaje de la película, decidieron volver a grabar ciertas escenas y añadir algunas nuevas para que se aproximara más a la saga madre. Esto es algo habitual en Hollywood más a menudo de lo que se cree. El problema es que, básicamente, se volvió a rodar media película de nuevo. Eso dio como resultado que en los trailers apareciesen ciertas escenas que luego no están en el montaje final. De hecho puedes adivinar qué escenas son nuevas y cuales originales por el pelo de algunos protagonistas, aunque ese no es el principal problema de la película ya que adolece de un ritmo que acaba siendo errático (necesitó hasta tres montadores distintos) y pasajes realmente tediosos que no aportan nada al escaso conflicto de los personajes.
No deja de ser una mera curiosidad en la saga galáctica, cuyo argumento se explica en los créditos iniciales de La guerra de las galaxias. Pero más allá de eso es una cinta innecesaria que no aporta nada. Una pena, porque prometía más de lo que acabó dando.
EPISODIO VI: EL RETORNO DEL JEDI (1983)
El colofón final de la trilogía original. La película que enfrenta al bien y al mal, representados por Luke Skywalker y por el Emperador Palpatine, respectivamente. Una película que venía de uno de los finales y giros de guión más emblemáticos de la Historia del cine. Una cinta que parecía iba a ser más oscura (David Lynch estuvo a punto de firmar como director) que su predecesora. Más densa y con unos conflictos y dilemas morales y filosóficos, con inspiraciones en el mito de Fausto incluidas, que elevarían a la creación de Lucas a las alturas.
Sin embargo, ¿para qué optar por un argumento plenamente adulto si puedes meter osos de peluche y repetir mcguffins narrativos usados en la película original? Y eso es lo que hizo George Lucas, introducir a los Ewoks (los habitantes peludos de una de las lunas de Endor) que ayudarán a nuestros protagonistas a vencer al malvado ejército del Imperio y sus flotas con tirachinas y hondas. Una cinta que roza por momentos lo ridículo y que podría haber sido un filme de proporciones épicas. Por desgracia, acaba siendo dos películas en una: un interesante drama adulto y una mediocre película para niños con escasas escenas inspiradas.
Es cierto que encontramos dilemas adultos en la trama de Luke Skywalker enfrentándose al Emperador y redimiendo a Darth Vader (huelga decir que es la mejor parte de la cinta junto al macarra prólogo en la guarida de Jabba el Hutt), pero la parte cómica/infantil con los Ewoks, Han Solo y la Princesa Leia nunca acaba de funcionar y la forma en la que confluyen ambos arcos narrativos roza, por momentos, lo simple. Poco pudo hacer el director Richard Marquand (director sin personalidad contratado por Lucas que se doblegaría a sus exigencias) para salvar los muebles. Ni siquiera escenas de acción inspiradas. Además, el guión, termina por sacarse más elementos de la manga con respecto al legado familiar del protagonista, que hacen que ciertas escenas de sus predecesoras tengan cierto toque incestuoso y hagan que el espectador se replantee lo visto en las dos entregas previas.
Un final más agrio que dulce, lleno de bailes tribales y fuegos artificiales (que quedó algo mejor en la edición especial en Blu Ray gracias a los añadidos digitales que daban más coherencia y sentido de conjunto) para la que se supone la más grande trilogía de aventuras jamás rodada. Un gol que casi fue pero que acabó dando en el larguero.
EPISODIO I: LA AMENAZA FANTASMA (1999)
Ambientada 30 años antes de La guerra de las galaxias, esta precuela a la que un crítico llegó a clasificar como el anuncio de juguetes más caro jamás rodado fue uno de los acontecimientos cinematográficos del cambio de milenio. Millones de espectadores hicieron acampadas en las puertas de los cines para ser los primeros en ver tal acontecimiento: el primer episodio de la saga cinematográfica más famosa de todos los tiempos.
La trama sigue la infancia de Anakin Skywalker y sus primeros pasos en el mundo de la Fuerza y que años más tarde acabaría corrompiéndose y transformándose en el malvado Darth Vader. Además de ello y pese a lo que la gente suele afirmar, se dotó al argumento de una hondura política y una ampliación de las fronteras del universo visto hasta el momento que enriquece una propuesta que, visualmente, no ha envejecido todo lo bien que debiera, pese a contener escenas que su momento quitaron el aliento al público (la carrera de cuadrigas al más puro estilo Ben-Hur fue algo sin precedentes para la época) Además de todo eso, tiene al mejor villano de toda la saga, Darth Maul, que nos brindó la pelea de sables de luz mejor rodada de toda la franquicia al ritmo de la épica música de John Williams compuesta para este Duelo de los destinos. Una pena que no apareciese más.
Más de mil millones de dólares de recaudación la sitúan como la tercera película más taquillera de la franquicia y la película número 27 más taquillera de todos los tiempos. Película que en su momento complació al público asistente al estreno, calificado como una de las más grandes experiencias cinematográficas de la Historia, no ya por la calidad de la cinta (que para nada es mala), sino por todo lo que supuso para el mundo fan en los albores de internet: no estás sólo, hay más gente que se disfraza y se va a hacer cola al cine de su pueblo.
Aunque es cierto que la propuesta, con los años, ha adquirido una especie de odio generalizado y quejas entre los fans (renegados que no quieren recordar que la película supuso todo aquel agosto del 99) y gran parte del público de cara a la galería, en parte propiciado por la figura de Jar Jar Binks, un alivio cómico demasiado infantil para los adultos y demasiado estúpido para los niños. Aun así, en contra de la creencia popular, es más soportable que los Ewoks. En serio, son un asco.
EPISODIO III: LA VENGANZA DE LOS SITH (2005)
El capítulo final de la trilogía de precuelas, se estrenó en 2005, obteniendo las mejores críticas de la saga desde El imperio contraataca en 1980. Una cinta que, al fin, nos mostraba todo lo que se vino construyendo en su predecesora: el descenso a los infiernos de Anakin Skywalker y su transformación en Darth Vader. Una película que contiene momentos de un dramatismo muy potente y ciertos dilemas morales que, a veces, no acaban de quedar bien plasmados del todo en la pantalla, pero que sin duda, convierten a la propuesta en la más oscura de toda la saga.
La historia nos cuenta cómo Anakin es corrompido por sus propios temores y miedos y por el malvado emperador Palpatine, que se revela como Darth Sidious, la mente maestra detrás de todos los complots políticos vistos desde La amenaza fantasma. A la misma vez, vemos cómo el malvado Imperio Galáctico cobra forma y Padme da a luz a los mellizos Luke y Leia, a quienes Obi-Wan esconde en Tatooine y vigila en el exilio.
Con una taquilla de casi 900 millones de dólares y el beneplácito de la crítica, La venganza de los Sith fue un triunfo para Lucas donde demostró que sus dotes de dirección son muy eficientes cuando quiere. La historia es, probablemente, la más oscura de las planteadas hasta la fecha y contiene algunas escenas de acción con unas resoluciones magistrales. Si bien es cierto que el acto final supone un cierto bajón de calidad con lo visto hasta entonces y un cambio artístico que no se justifica si no es únicamente por encajar el estilo visual con La guerra de las galaxias que transcurre unos años después.
Los fans quedaron encantados, siendo la precuela que mejor recibimiento tuvo en su estreno, aunque, siendo sinceros, su predecesora, El ataque de los clones, contiene elementos que la sitúan por encima y la elevan como una película de aventuras regia y bien armada.
EPISODIO II: EL ATAQUE DE LOS CLONES (2002)
Tras la decepción que supuso para parte del público La amenaza fantasma, el episodio II de la saga galáctica fue recibido con más escepticismo y, de hecho, es la película menos taquillera de la franquicia. En su momento, se llegó a especular que Leonardo DiCaprio daría vida a un joven Anakin Skywalker, pero fue Hayden Christensen el que obtuvo el papel. Precisamente es él el punto más débil de la película. Un personaje como el de Anakin necesitaba un actor fuerte capaz de pasar por varias emociones; lamentablemente, R2-D2 era más expresivo que Christensen.
Pero, interpretación aparte, El ataque de los clones era una película que se recibió con recelo por ciertos sectores del público y la crítica que no habían quedado satisfechos del todo con La amenaza fantasma. Sin embargo, nos encontramos aquí una magnífica combinación de aventuras, intrigas políticas, romance y acción con un equilibro en su estructura y en su guión que la convierten en la mejor película de las precuelas. Una cinta que contiene algunas de las escenas más espectaculares de toda la saga.
El argumento retoma la historia del Episodio I 10 años después. Anakin Skywalker verá cómo su sistema de creencias es puesto a prueba a través de su relación prohibida con Padme y cómo la pérdida de su madre le llevará a cruzar una línea que marcará su destino para siempre mientras que el senado galáctico se ve amenazado por los separatistas y poco a poco el Canciller Supremo Palpatine va adquiriendo más y más poder. Sin duda, un argumento más adulto que el de su predecesora que tiene reminiscencias estructurales y narrativas (e incluso visuales) a El imperio contraataca. Porque, huelga decir que si un elemento caracteriza a la saga galáctica es que en realidad es un gran quiasmo y contiene infinidad de elementos especulares y simétricos.
La película recaudó 700 millones de dólares mundiales, una cifra que ya quisieran muchos para sí pero que la convierten en la cinta con menor recaudación de la saga. Una verdadera pena, porque también es una de las más interesantes y la primera película de Hollywood rodada exclusivamente en digital.
EPISODIO V: EL IMPERIO CONTRAATACA (1980)
Si le preguntas a cualquier persona cual es la mejor secuela de la Historia del cine, probablemente te respondería con El Padrino Parte II, Aliens. El regreso o El Imperio Contraataca. Y es que desde el punto de vista cinematográfico nos encontramos ante una secuela magistral de principio a fin. Una secuela que desafió todas las reglas y que demostró que podía ir por otros derroteros más oscuros y distintos a la original y aun así mantener el espíritu y el legado. Un filme portentoso que, para la mayoría de fans, es la mejor película de la franquicia.
La historia retoma a los protagonistas de la cinta original integrados completamente en la alianza rebelde y tratando de derrotar al Imperio, que lanzará un ataque contra las bases militares rebeldes. Al mismo tiempo, Luke Skywalker terminará de completar su entrenamiento Jedi ayudado por el maestro Yoda. Ambos montajes en paralelo (en los que da la sensación de que el tiempo pasa distinto para uno que para otro) acabarán confluyendo en un tercer acto que es, a todas luces, prodigioso y que culminará con la mayor revelación del séptimo arte. Y es que Darth Vader (y Constantino Romero para los españoles) siempre será tu padre.
Con una taquilla mundial de 500 millones de dólares (recordemos que con los números ajustados a la inflación se encuentra entre las 20 cintas más taquilleras de la historia) fue la película con mayor recaudación de su año. Y es que es imposible resistirse a una propuesta tan sorprendente, adulta y tan bien rodada como ésta. Una pena que su continuación no estuviera a la altura de ella, ya que consiguió demostrar que es posible hacer buenas secuelas sin tomar al público por estúpido y no ofreciendo más de lo mismo.
EPISODIO VII: EL DESPERTAR DE LA FUERZA (2015)
En 2015, 30 años después de El Retorno del Jedi y bajo el manto de Disney y una nueva dirección en Lucasfilm, llegó esta continuación de la saga que retomaría las historias de nuestros personajes favoritos y nos presentaría nuevas caras. ¿Serían capaces de devolver el esplendor a la saga? ¿Podrían hacer que los fans vibrasen como lo hicieron en el 77? ¿Mereció la espera de 30 años la pena? La respuesta a todas estas preguntas es un rotundo SI.
Dirigida con un pulso de hierro por J.J. Abrams y con las miradas de todos los fans puestas sobre él, el rodaje se llevó en el más absoluto de los secretos y con algunos retrasos por reescrituras del guión. Pero cuando se apagaron las luces de la sala de cine y volvimos a ver el logo de Star Wars, las letras amarillas y la más famosa fanfarria de John Williams, cualquier atisbo de duda se disipó rápidamente. Mostrando una estructura paralela a La guerra de las galaxias (volviendo a demostrar que la saga es un gran quiasmo que rima entre sí) y un manejo del ritmo, el sentido de la aventura y el tempo, El despertar de la Fuerza es, hasta la fecha, la mejor secuela de la saga.
Destrozando todas las cifras del mundo, el Episodio VII es la película más taquillera de la historia en Estados Unidos y la tercera película más taquillera de todos los tiempos (sin ajustar la inflación) con una taquilla global de más de 2000 millones de dólares. Una cifra monstruosa para una película que merece cualquier cosa buena que le pase, ya que la Fuerza no pudo despertar de un modo mejor después de 30 años de letargo.
EPISODIO IV: LA GUERRA DE LAS GALAXIAS (1977)
La Rocio Jurado de las películas de aventuras. La más grande. La gloria. La cinta que transformó la industria en lo que es actualmente. Una película tan monumental que, 40 años después, sigue teniendo una influencia tan alargada como su propio legado. Y es que George Lucas regaló al mundo un cuento tan clásico, tan inocente, tan bien estructurado (es maravilloso contemplar la perfección de su guión) y con un universo y una iconografías tan poderosos como ricos e idiosincrásicos.
La historia sigue a Luke Skywalker, un joven granjero huérfano de un planeta lejano que se verá arrastrado a la aventura cuando dos androides que contienen unos planos secretos caen en su poder. Pronto se unirá a un anciano caballero de Jedi y a un contrabandista socarrón para rescatar a la Princesa Leia de las manos del malvado Darth Vader (el Emperador sólo se nombra de pasada, así como la caída del Senado Galáctico). Un viaje clásico del héroe con sus doce etapas que a día de hoy sigue siendo vibrante de principio a fin. Parece imposible que dure únicamente dos horas. Dos horas que están aprovechadas al máximo.
Con 1.300 millones de dólares en taquilla (gracias a sus reestrenos) y con los precios ajustados a la inflación, La guerra de las galaxias es la segunda película más taquillera de todos los tiempos por detrás de Lo que el viento se llevó. Además de eso, definió lo que conocemos a día de hoy como merchandising, proporcionando unos ingresos monumentales a las arcas de Lucasfilm y a los bolsillos de George Lucas. Hay que ser un genio para tal jugada maestra. Igual que hay que ser un genio para crear algo tan monumental, tan grande, tan épico y tan bien rodado como La guerra de las galaxias. Que la Fuerza te acompañe George.
No Comments