Aparcar el coche ha sido una árdua tarea, más propia de alguien que no quiere andar más de 100 metros hasta la Plaza de las Flores un sábado para tomar el aperitivo que de un concierto enmarcado en las fiestas de un pueblo de la Región de Murcia un jueves, siendo viernes un día laboral como otro cualquiera. Pero, tras vueltas y vueltas, no ha habido opción alguna para mi enjuto y abollado utilitario que dejarme toda la noche preocupado por si sufre otro golpe, ahí aparcado en el arcén de una rotonda. Mientras me acerco al descampado en el que la gente bebe ya hay cinco coches que se han subido directamente a la zona ajardinada que adorna la rotonda. Hay varios policías en la puerta de entrada del recinto, pero ninguno afea la conducta a nadie. Ni un alfiler va a caber esta noche ahí dentro.
Intercambio opiniones con los presentes y me dan una cifra, que me parece algo exagerada; 6.100 personas (supuestamente) han venido. No quedan entradas, se ha completado el aforo. Pasadas las 00:00 de la noche comienza el concierto con los primeros versos del poema anónimo que sirve de introducción al nuevo disco; ‘Entre poetas y presos’: «Quisiera saber por qué estoy en esta cárcel metido»… y una marea humana se abalanza hacia la puerta del recinto de fiestas. Los de seguridad retroceden y a voz en grito piden que alcemos las entradas lo máximo posible. Nos hacen pasar con celeridad. Nadie quiere una avalancha humana.
Sale el grupo al completo y comienzan los acordes del single, «Entre poetas y presos». Me quedo a una prudencial distancia mientras observo cómo se llena la zona de conciertos. Lo genial de que esta actuación tenga lugar en este contexto (las fiestas del pueblo), es que si miro a mi izquierda puedo ver a un niño de 10 años bailando mientras grita los versos de la canción, acompañado de sus familiares. Si miro a mi derecha veo a un padre con gesto de preocupado que le pide calma a la gente que se agolpa alrededor de la silla de ruedas de su hijo. Finalmente, el agobio le puede y retrocede hasta zona más segura. La siguiente canción es «Borracha y callejera». Voy entrando en calor y avanzo hacia las barras.
El público se queja de que los minis de cerveza que les sirven en estas son mitad espuma mitad cerveza y el servicio muy lento. Lo del servicio lento por parte de un equipo de tan sólo cuatro camareras (al menos en la barra que yo alcanzo a ver) es más que discutible, pero el vaso que exhibe uno de los dueños de las quejas no da lugar a dudas. Empiezo a ver los primeros círculos para preparar las ollas, pero me mantengo al margen por el momento. En esta zona del concierto los asistentes saltan y se zarandean unos a otros mientras gritan las letras del grupo. Encadenan canciones clásicas de su repertorio como «La voz del pueblo» o «Llueve en Semana Santa» con canciones del nuevo albúm como «Nos volveremos a ver» o «Muérdeles».
«Jilgueros» es mi pistoletazo de salida para entrar a la primera olla. Chocamos unos contra otros mientras apuntamos al aire con el dedo, como nos ordena la canción. En mitad del círculo hay público de todas las edades y tamaños. Eso me agrada. Después volvemos a relajar los latidos con «Solo quiero de ti» y «Elegiré». Se vuelve a abrir un círculo cuando suena «El lado de los rebeldes» y somos conscientes de que a esto le queda poco.
Efectivamente no tardan en retirarse mientras el entregado público pide el bis; «Rueda la corona». Los levantinos aparecen de nuevo en el escenario y le dan lo que pide. Breve receso entonces para presentar al grupo. A mitad de la última canción del concierto es un momento tan válido como cualquiera supongo. Cierran con «La hoguera de los continentes».
Me voy con buen sabor de boca. No ha sido su mejor concierto pero La Raíz no es un grupo para ver en directo y disfrutar con su técnica musical. Es un directo para divertirse, y yo lo he conseguido. Mientras la marea humana se abalanza hacia la puerta (mañana es laboral, repito), yo murmuro mi mantra personal mientras pienso en mi abollado utilitario y los hipotéticos daños que pueda haber sufrido.
2 Comments
[…] casualidad que las crónicas lleven por titular “Coge aire, está abarrotado” o “Ni un alfiler“, porque la capacidad que tienen para movilizar masas es casi tan brutal como su música. […]
[…] los últimos años Santomera ha apostado por la música en directo como atracción para sus fiestas, y tras el paso de La Raíz, La Pegatina o La Fuga, este año será el turno para Boikot y […]