Entre ladridos, ronroneos y trinares, oigo la voz alegre de Alfonso y la voz rasgada de Laura. Ambos forman un tándem de individualidades llamado The Bueno. Dan lo mejor de sí mismos para devolverle al mundo todo lo bueno que la música ha hecho por ellos. Ya están terminando el segundo disco, de tonos rojizos, aunque es ahora cuando sale a la luz el primero The Bueno, en tonos azules, con el que vienen nadando desde las aguas más profundas hasta la orilla de una playa que viene cargada de días azules y prometedores septiembres. Sentaos con los perros, los gatos y los agapornis a conocer a estos buenos chicos. Hacen buena música. Verdad verdadera.
¿Cómo de buenos son The Bueno?
L. Pero eso no se lo puedes preguntar al grupo…
A. No es algo que yo pueda decir, la gente que escuche podrá decir si le gusta más o menos, si es más bueno o menos bueno. Para mí es un poco pretencioso decir que somos buenos, a mí me gustan las canciones que hacemos, las composiciones…
L. Somos los mejores. Eso está clarísimo, lo que pasa es que le gente todavía no nos conoce.
Sabía que ibas a responder así, por eso lo he preguntado
A. ¿Que si soy bueno?
L. Pues claro, si estás tocando conmigo tienes que ser bueno, tienes que ser el mejor. No es que seamos buenos, es que ofrecemos lo mejor de nosotros.
A. Eso sí es cierto, he tocado con gente diferente, pero la verdad es que Laura siempre saca lo mejor de mí, esa es la realidad.
¿Quién es quién en esta partida?
L. La mejor definición es la que yo puedo dar de él y viceversa.
A. Laura es un punto de inflexión en lo que es la música para mí, la voz que tiene tan personal, las canciones que hace, la forma de entender la música… Aparte de lo bien que me lo paso con ella, claro.
L. Alfonso es mi mitad, claramente, es la única persona que ha creído en mí, la única persona que me ha hecho sacar lo que llevaba dentro y la única persona que me entiende al cien por cien, musicalmente hablando, bueno… y en lo personal, por supuesto. Hay algo mágico, en serio.
A. Cuando la gente habla de química entre las personas, ya sea en relaciones personales o musicales, te puedes tirar toda la vida buscando para encontrarla, yo ya la he encontrado.
¿Es fácil trabajar juntos o hay mucho genio?
L. Para nada, es sencillo, aquí no hay egos.
A. Enseguida llegamos a un acuerdo, si algo no gusta, se dice y se busca una alternativa. No se dejan las cosas porque sí. Siempre hay un acuerdo entre nosotros.
L. Esa es la diferencia entre un dúo y un tándem de dos individualidades como el nuestro.
A. A nivel compositivo, lo estamos haciendo todo entre los dos, porque no hay nadie más ahora mismo.
L. Ojalá encontráramos otras dos personas que aportaran a nivel musical lo mismo que aportamos nosotros.
Pero se rompería un poco la magia, ¿no?
L. Hay un montón de niveles, al nivel uno, no van a llegar, pero a lo mejor se pueden quedar en el nivel tres, que es muy interesante, porque son dos músicos que necesitamos para tocar en directo, pero es complicado que aparezcan. Activamente no estamos buscando ahora.
A. Pero sí queremos de aquí a poco tener una banda estable, poder tocar en eléctrico.
L. Sin banda no vas a ningún lado. Queremos gente que esté enamorada del grupo o por lo menos que defienda nuestra música.
¿Cuál ha sido la rutina de grabación?
L. Llega una semana que no grabamos y nos falta algo.
A. Desde que conocí a Laura, siempre tuve el interés de grabar todas las canciones que tenía en un LP. Las circunstancias nos han llevado a sacar adelante todo esto nosotros dos, con la ilusión de pasar página. Hemos visto cómo iba creciendo poco a poco.
L. Fue muy natural. Por ejemplo, en una ocasión me puse a tocar con un sintetizador sin saber utilizarlo y me salió un tema en dos horas.
A. Muchas cosas han ido apareciendo por el camino.
L. Tal y como soy yo. Él siempre me convence de hacerlo, al principio yo nunca quiero.
A. Es que no pierdes nada. Muchas de las cosas que han salido han sido por sentarnos y grabarlo, aunque no tengamos nada claro en ese momento.
Hay cosas que salen bien en la primera toma y otras quizá hay que repetirlas, pero sí que tenemos ese rollo de grabar con las primeras ideas y, casi siempre, son las que más nos gustan.
L. La impresión que me dio cuando grabé el primer disco fue no ser consciente de lo bien que podía quedar con los medios que teníamos. Él decía que sí, que sí, y yo empeñada en grabarlo en estudio. Al final, está hecho en casa, con palicos y cañicas.
A. Ahora mismo, con ganas e ilusión, se pueden hacer un montón de cosas dignas.
L. Yo me quité el miedo porque él ya había grabado y sabía que se podía hacer, pero luego enseguida le he cogido el tranquillo. Hacemos muy poco, lo hacemos sencillo, pero funciona. Menos es más. No le damos ninguna vuelta, la dinámica es muy sencilla, casi siempre, yo llevo la base, se graba una base guitarra acústica y luego grabamos la voz. Después, él graba los bajos y lo ideal es que yo me quede y grabemos la guitarra acústica, pero por tiempo, se la graba él. A veces me gusta, a veces no, pero casi siempre es que sí, normalmente si no me gusta, tardo dos días en decírselo. Últimamente, él graba la melodía musical y yo después añado la melodía vocal y la letra. Antes me costaba un montón sacar la letra a partir de la música, era horrible, pero ya… me funciona de todas las maneras. Está guapísimo porque él se imagina una melodía vocal y luego se encuentra con lo que yo le mando, es alucinante. No hay ningún tipo de ego.
A. Si no tiene ego Fito, con lo que vende, con lo que llena y con lo que mueve, quién puede tener ego aquí en España a nivel musical, ¿Operación Triunfo?, por el dinero y la publicidad que hay detrás, pero ¿cuánto dura ese ego? Hasta que quieran los medios, creo que no vale de nada tener ego en la música, pero vamos está presente, como en todas las cosas de la vida, aunque en la música, quizá es peor porque como es algo artístico y más de sangre caliente, parece que está más presente y afecta más.
L. Hay dos variantes de ego: el ego que cubre la inseguridad y el ego del que sabe que no vale una mierda, pero tiene que joder al contrario para que no se note que él es gilipollas o tiene poco que ofrecer.
¿En qué página del diario de The bueno estáis?
L. Es como la trilogía de Kieślowski. Azul ya lo hemos hecho, estamos entrando en Rojo y luego iremos a por Blanco. Es que lo pienso y no sé cómo puedo estar viviendo un momento así.
¿Este qué tipo de ego es?
L. El ego sincero. Ahora mismo estamos grabando el siguiente disco y queremos sacarlo antes de que acabe el año, pero primero tenemos que defender este.
A. Estamos grabando de la misma manera, lo que ocurre es que ahora sabemos más, creo que las canciones pueden quedar mucho mejor técnicamente.
¿Estáis satisfechos?
L. El segundo es más maduro, es experiencia. Solo nos queda una canción… Y claro, lo que quieres es que la gente lo escuche ya, ya, ya. Ten en cuenta que es lo más cercano a como estamos ahora. Las canciones del primero están geniales, pero yo ya estoy en las otras, ya quiero tocarlas.
¿Dónde se puede encontrar el disco?
L. Se va a vender el día de la música, el 21 de junio, en la Casa del Libro de Murcia.
A. Hay algún sitio físico en Cartagena, aunque nuestra idea es vender cuando toquemos, queremos reivindicar el directo, como hace el 98% de las bandas de ahora. A lo mejor en la Fnac no vende, pero en un bolo que haces tú, sí.
¿Dónde queréis tocar?
L. Donde nos dejen… En salas de Cartagena, de Murcia. Hay una librería en Bullas a la que le tengo muchas ganas y, si va bien la cosa, imagino que tocaremos en alguna sala pequeñita de Madrid y Barcelona.
Y en América también, claro
L. ¿Eres tonta?
Es que si hay una canción que se llama Barcelona y vais a tocar allí y otra que se llama América, tendréis que tocar allí también para homenajearla, ¿no?
L. America Part II. America Part I fue la primera canción que toqué a mi familia con doce años. Mi hermano me dijo que era una puta mierda de canción. Así que me deprimí y estuve cinco años sin sacar nada más. Son canciones muy de mi yo antiguo, no me veo tocándolas ahora, es muy naif, muy inocentona. Parece el discurso de Martin Luther King.
¿De qué agua beben tus letras?
A. Laura siempre componía en inglés. Para mí fue una sorpresa que empezara a escribir en castellano. Creo que es muy buena la vertiente que tiene en castellano, porque las letras que ella hace no son típicas, no sé si será por el amor que tiene ella por la poesía y la literatura o por todas las cosas que escribe, pero tienen miga las letras. Para mí ha sido una revelación.
L. Hay una cosa súper curiosa, yo casi no escucho artistas en castellano, desde pequeñica me pasaba. La canción te pide el idioma y de repente un día me pidió cantar en español, no es que yo dijera que quería cantarlo. Barcelona salió en castellano porque tenía muchas ganas de decirle algo a alguien.
A. Musicalmente, siempre es mucho más complicado componer las letras en castellano que en inglés, fonéticamente es mucho más fácil encajarlo, suena todo cojonudo.
L. Antes estaba más cómoda en inglés porque sabía que mis padres no entendían nada. El idioma te deja ser otra persona, te deja sacar otra parte de ti. Con otra lengua te sale otro timbre de voz y puedes expresar cosas que en tu idioma no puedes decir, es como pensar de otra manera y el inglés me ha sacado una parte mía de timidez que no podía expresar en castellano, pero no solo cantando, estudiando, recitando…
¿Qué te inspira? ¿Qué te lleva a componer?
L. Si no eres sincera contigo misma, no puedes escribir.
A. El cuerpo es como un catalizador de lo que sientes, de lo que te pasa. En vez de ir a terapia, lo vomitas musicalmente.
L. Y te quedas nueva. Es la mejor terapia. Pero vamos, en mi caso, básicamente las mujeres. Por ejemplo, en la primera canción, Bella durmiente, hay dos temáticas claras, pero que cada uno la interprete como le dé la gana, eso es lo bonito. La interpretación de esa primera canción es yo soy como soy, si te gusta bien y si no… Salí de una depre y quise decirle a dos personas que no soy ningún desastre.
¿Qué lugar ocupa tu biografía en lo que escribes?, ¿en qué medida tus letras son autobiográfico?
A. Necesitas que te pasen cosas para poder decir algo. Todo cuenta, al final.
L. La narrativa del disco para mí está clarísima. Empieza con intención de salir un poco del hoyo con la primera canción, Barcelona, hasta el final, que es la salida del túnel, Septiembre, cuando salen los coleccionables en los quioscos. Para mí, el disco ha sido eso, en vez de ir al psicólogo… Es más barato y compensa más.
A. Prefiero hacer un disco a pasar por terapia.
L. El arte es la mejor terapia que te puedes echar a la cara.
¿No te vuelve más loco?
L. ¿El arte? A veces, sí, pero porque tú ya estás mal. El arte es reflejo de lo que somos, y claro que te puede llevar a más locura, pero también te puede salvar.
¿Entonces el proceso lo sentís como algo placentero o dañino?
L. Sacarlo cuesta un montón, se pasa muy mal, pero una vez que te lo quitas… Es una puta necesidad. Si no lo hago, me tiro por la ventana, y si luego a la gente le gusta, creo que merece la pena.
A. No creo que haya que tener sufrimiento para escribir canciones, aunque suelen salir más cosas cuando estás más triste… El sufrimiento saca cosas muy buenas.
L. Si estás contenta te abres una botella de champán, no te pones a escribir. Es una manera de comunicarte, a lo mejor hay gente que tiene más facilidad para expresarse a nivel verbal, nosotros nos comunicamos así.
¿Cómo se entrelazan la poesía y las canciones? ¿Beben la una de la otra, se retroalimentan? ¿Alguna vez te ha salido una canción de un poema o viceversa?
L. Sí. Mira el otro día, por ejemplo, cogí la letra de un poema que hice hace años, que salió de un guion que escribí y surgió una canción. Le di una vuelta y quince años después… My fresh light. Casi siempre la letra la sacas para la canción, son formatos diferentes, pero a veces hay algún poema que no termina de casar y sale una canción.
¿Qué se gana y qué se pierde con la música?
L. Se pierde intimidad porque te expones si haces algo auténtico. Además, después de tocar en directo te quedas… Es como si entraras en el cuerpo de una persona, es un esfuerzo físico, mental y sentimental. Te quita la energía. Otra cosa negativa es el mundillo, hay muchísima pose.
¿Cómo, cuándo y dónde os gustaría que alguien os escuchara?
L. Yo con Hamelin después de echar un polvo y fumando un cigarro porque esa canción me parece muy sensual. (Risas). Ahora en serio, en el coche, sobre todo. La canción de Barcelona me la pongo casi siempre para empezar el día, me da una energía… Lo ideal es que nos vean en directo, pero también mola que se lo lleven a casa y que les ayude a canalizar cosas. Quiero que lo escuche alguien que esté buscando algo.
¿Algo bueno?
L. Una ilusión, la esperanza de vivir. Que les dé ganas de vivir, que es lo que me ha pasado a mí con el proceso creativo, que de repente, le cogí gusto a la vida. Llevaba veinte años renegando y de repente dije, pues coño, me apetece vivir.
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