Baila reguetón, grita flamenco, suena autotune, tiene ritmo trap… esto no es rap. No, Dellafuente no es rap, es mucho más, y menos mal. El rap nacional necesita mucho estas nuevas vertientes musicales, que gusten más o menos, aportan muchísima riqueza a un género demasiado estancado. El pasado viernes 5 de febrero, Dellafuente & Maka demostraron en la Garaje Beat Club que han dado en el clavo con su música y se están comiendo España.
De un primer concierto en enero del año pasado y 500 suscriptores en YouTube a 20.000 y un nuevo de canal de Vevo, para meter 400 personas en la Garaje Beat Club sin un disco como tal a sus espaldas. Así y mezclando reguetón, flamenco y trap -por algo se llama «Gira quejíos y autotune«- se presentó Dellafuente, acompañado de Maka y Wedamnboyz! Entre todos mantienen cierta armonía en la que sobresale el autotune, hilo conductor del directo. Más ambiente de fiesta que de concierto, las últimas filas del público se dedicaron más a bailar que a otra cosa, sobre todo con los temas más club -la mayoría- de Dellafuente.
Abrió el concierto Wedamnboyz! con un poco de retraso y mucho autotune. Esperado por la índole del concierto, pero quizá excesivo, costaba hasta entenderles. No se lo quitaron ni para hablar con el público o pedir ruido, lo que dejó unos efectos curiosos. Poco conocidos por los asistentes, les costó mucho enganchar con el público, pero las últimas canciones lograron animar el ambiente y sacar algunos bailes y coros.
Tras ellos, se bajó el telón y apareció una cuenta atrás para romper la «Gira quejíos y autotune«. Con puntualidad inglesa apareció Maka tras el telón, ya con unas 300 personas revoloteando por las barras. Al de Granada se le vio muy tranquilo en el escenario, con confianza y seguro de si mismo. Salió solo y durante 20 minutos lanzó temas de su último trabajo, «Pvreza«. El público se sabía las canciones y se bailó casi tanto o más como se cantó.
Sin que Maka llegara a dejar el escenario, apareció el esperado Dellafuente, con su gorra Látigo y su mariconera al hombro. Se presentó como «el Chino» y con una premisa clara para el concierto: «El que se sepa las canciones que las baile y el que no que las cante«. Con Dellafuente en el escenario, todos los que quedaban en el jardín de Mariano Rojas entraron como mosquitos encandilados por la luz y llenaron tres cuartos de la sala.
El concierto siguió su línea de fiesta, con más reguetón y bailes de lo esperado. Apenas leves toques de rap dejó Della como con «Gitana», único tema que cantó sin autotune, «pa los tiquismiquis». Se mezclaban los temas con las a capelas de Maka, e incluso Dellafuente se atrevió con una a capela con autotune que dejó un buen sabor de boca. Más singles e inéditos que «Azulejos de colores», y la sala respondió, coreando todos los temas sin excepción y cantando prácticamente en solitario «Consentía». Se tiró «Demasiao» por primera vez en directo y sonó rompedora.
Dellafuente además tuvo un buen gesto para con el público, pidiendo perdón por el precio de la entrada y asegurando que la próxima será más barata. Poco antes de la una de la madrugada se daba por cerrado el concierto con un bis de «Consentia» que puso, otra vez, a toda la sala a bailar reguetón, flamenco y trap.
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