Alburquerque. Ocho horas de trayecto en un Seat. Cuatro personas. Maletero y asientos rebosan bártulos que luego no se utilizan la mitad, pero “por si acaso”, tú los llevas. Un colchón. Nada de lo que llevábamos le quitaba espacio a la cantidad de ganas que teníamos por llegar y disfrutar de uno de los mejores festivales del año. Bienvenidas y bienvenidos a la 23ª edición del Contempopránea, que este año se celebraba aprovechando los veinte años que cumplía el grupo granadino Lori Meyers para homenajearlos en esta pequeña gran velada que abarcó desde el jueves hasta los primeros rayos del domingo.
Ya equipados y rumbo a Alburquerque al escenario situado en el emplazamiento más céntrico del pueblo, la Plaza de España, nos dimos cuenta de que no es un festival como otro cualquiera una vez más. El amor que se respiraba en la plaza, los aires de verbena combinados con verdaderos artistas de la escena pop española, rodeados por una mezcla de jóvenes y adultos, unos esperando las primeras notas que comenzarían el festival mientras unos degustaban tapas en los bares aledaños y otros, cervezas para aguantar el calor daban una muestra de lo que iba a ser nuestro fin de semana.
Empezaron a calentar motores Nadie Canta, y vaya si los calentaron, pues poco a poco y a ritmo de canciones como Contraseña, Quiero ser bisexual o Pienso en ti hicieron que curiosos del pueblo y los asistentes al festival fueran llenando la plaza al punto de crear una marabunta curiosa de gente; hasta los más pequeños bailaron al ritmo de sus sintetizadores y letras bien pensadas mientras Carlos Alcántara se paseaba por la plaza hechizándolos con sus movimientos micro en mano. Cabe destacar su versión de Emborracharme, la cual nadie se esperó pues la reinterpretación que hicieron del single de los Lori Meyers consiguió el propósito que tenían en mente seguramente: no parecerse en nada a la original, algo que no dejó indiferente a nadie, ya sea para bien o para mal. Después de recargar fuerzas en la barra cercana al escenario, fue el turno de los murcianos The Yellow Melodies. Simplemente impresionante la caña con la que sacudieron la plaza, una placentera sorpresa ver lo bien que domina el directo esta banda con aires britpop (detalle a destacar la camiseta del bar La Yesería de uno de los componentes). Un concierto en el que sonaron temas como No more parties, Come and see o The Championship Cup. Finalizó de tal manera que fanes de la banda abarrotaron el escenario, y con una de las mejores imágenes del festival: Rafa Skam bajando y marcándose uno de los mejores solos de guitarra de esta edición. Terminando la noche vino Subterráneos, con los cuales yo personalmente comí altavoz de tal manera que canciones como The replicant, Seymour o Monster se quedaron pitando en mis oídos de una manera “pseudoagradable”. Acabados estos, llegaron Manpop y Güendi DJs que pusieron a bailar a toda la plaza durante toda la noche con verdaderos himnos del género.
Llegó el viernes, y como buenos aficionados al festival nos dirigimos tal cual recuperamos fuerzas a la piscina (gloria, añadiría) para conocer los acústicos que se celebran en ella durante la tarde. El espacio no podría ser mejor para este tipo de conciertos, en los que el paisaje verde y ligeramente boscoso llenado por toallas de los bañistas que se acercaban al igual que nosotros a descansar veían sus tardes amenizadas por las dulces voces y el pop de Cariño -grupo aparte de la bajista de El Buen Hijo-, que aderezó una buena tarde con sus canciones presentando su trabajo Pop para la bajona. Acto seguido fue el turno de Capitán Sunrise, que con su dulcísima voz y su directo tan bien defendido, puso el broche a una tarde bien completa, interpretando temazos instantáneos como Superman enamorado, El cubismo, la vanguardia, Abrazos gratis en la Puerta del Sol o El chico más guapo de la Galaxia.
Llegó el momento. Apertura de puertas del festival. Todo el mundo tomando posiciones para disfrutar del primer concierto en el escenario Las Laderas. Obertura de Sierra, grupo al que varios de la redacción le llevan siguiendo el rastro y lo iban a coger con la ilusión de un niño este directo. Su synthpop mezclado con el tono de la voz de Hugo y sus letras agridulces no pudieron entrar de mejor manera como primer concierto. No faltaron temas como La noche criminal, A ninguna parte, Amiga extraña, No eres increíble o la elegida como canción oficial del festival, Me destrozaré. Hugo, Clara, Toño, Arturo, muchas gracias. Momentazo de Los Punsetes, grupo que utilizó a mi parecer unas visuales buenísimas mezclando NO-DO, anime, Twin Peaks, entre otros. Banda consagrada, lo saben y no fallaron en ningún momento, cantando himnos como Tus amigos, Tu puto grupo, Me gusta que me pegues y dándole caña a su trabajo ¡Viva! con Mabuse, Camino o Estrella Distante. Había que recargar fuerzas, pues se acercaba el momento de uno de los grupos consagrados de todo el panorama indie pop, y no hablamos de otro grupo que La Habitación Roja, del que disfrutaron todos los asistentes y se llenó prácticamente el escenario de Las Laderas. Fue un directo que no defraudó a nadie, pues dieron un concierto en el que temas como El eje del mal, Indestructibles, Madrid o Estrella herida de muerte sonaron de lujo en el paseo del festival. Mención especial a la versión de los Lori Meyers que hicieron de Sus nuevos zapatos, gracias por hacerla vosotros. Se acerca el momento.
El grupo granadino va a entrar en acción y no hacen falta demasiados minutos para saber que estamos ante el concierto con letras mayúsculas del festival. El escenario y lo que no es el escenario se llenó. No cabía ni un alfiler. Nosotros, reducidos a una esquina perfecta en la que el espacio para destrozarnos los zapatos y los pulmones era inmejorable, y las vistas del escenario quedaban perfectas. Salieron. Gritos, ovaciones y saltos. El Contempopránea reclamaba este momento. La sensación al acabar fue que presenciamos uno de los mejores conciertos de los Lori Meyers de los últimos años. Fue uno hecho sobre todo para los más nostálgicos, de trabajos como Cronolánea o Viaje de estudios, pero tampoco faltaron más modernos como Impronta o En la espiral. Destacamos los momentazos que surgieron de temas como Luces de neón, Luciérnagas y mariposas, Tokyo ya no nos quiere, Sus nuevos zapatos, mi queridísima personalmente Viaje de Estudios, Emborracharme, Aha han vuelto, Mi realidad o, cerrando el concierto, Alta fidelidad y su “Todo esto es culpa de Alburquerque”. Un concierto que se recordará, de eso estamos seguros.
Después de este subidón, tocó descansar y apreciar el directo de Grises, quienes aseguraron una buena actuación con canciones como Animal, Laberinto o Comida para insectos, que dieron una agradable sensación en el directo. A continuación, se vino un directo en el que nos quedamos totalmente atónitos, el del grupo Miranda!, los cuales apuestan por una energía verbenera y letras de liberación sexual, destacando Perfecta, Yo te diré o Don, un concierto en el que apreciamos lo popero que se puede llegar a ser de esta manera. Ya era el turno de uno de nuestros grupos fetiche, Carolina Durante. Sin palabras. Cada canción sumaba enteros a uno de los mejores directos del festival, desde sus ya clásicos personales como 300 golpes o Necromántico, pasando por su último trabajo El himno titular o una de nuestras favoritas, Niña de Hielo, hasta su versión de los Lori, concretamente de Lory Money y su Pequeño Nicolás, la cual fue una versión preludio para su hit Cayetano. Carolina Durante, vais a llegar todo lo lejos que queráis. L Kan con un directo en el que incluyeron temas como Ay Marie Kondo o Animal en extinción fue el grupo que terminó esta tanda de conciertos antes de que El Gallo Verde DJ metiera mano a la noche con su mesa.
Llegamos al doloroso momento, una prácticamente despedida hasta el año que viene en cada instante en este último día de conciertos del Contempopránea. Recomendación personal por si os habéis pasado demasiado con los zumos y los bailes, el restaurante El Rodeo, recuperaréis las fuerzas; pero aviso para navegantes, las raciones son para gente bien de fondo. Después de esta repostada, tocaba la segunda tarde en estos acústicos que dan tanto la vida a tus baños y descansos. Era el tiempo en primer lugar de Nuevos Hobbies, donde dieron un concierto presentando a la gente que desconocía su trabajo el disco de 2017, Palmeras, que incluye temas como La helada, Dime que no se acaba o Aterrizaje. Siguiendo este acústico, fue el turno de una de mis apuestas personales, Puzzles y Dragones. Su synthpop es algo que me puede demasiado, y vaya si lo consiguieron sonando de lujo; su disco Vuelven puzzles y dragones es de obligada escucha para cualquiera que aprecie la nostalgia noventera y guste del invierno y el verano a partes iguales.
Dándole dos besos a la piscina y su escenario hasta dentro de unos cuantos meses, toca despedirse de su hermano mayor, el escenario de Las Laderas, el cual abrieron los malagueños Arista Fiera, del que recomendamos su álbum Simetría par, incluyendo canciones como Castelao, Jardín 2 o la que da nombre al disco. La banda optó por hacer suya la canción Tokyo ya no nos quiere de la banda granadina homenajeada. Llegaba el momento de los madrileños El Buen Hijo, cuya bajista hacía doblete en el festival. Ya tocaron en la edición de los (maravillosos) acústicos de la piscina, y este año repiten en el escenario principal como se merecen. Sonaron temas como El hombre del tiempo, Estudiante de biología, El pop es la muerte, Walasse Ting, y cuya versión de los Lori Meyers brindó una frase que se nos quedará grabada, “Nos falta pista de baile para bailar reguetón”. Empacaron este concierto finalmente con María García Sala, llenando el escenario con seguidores del grupo y la susodicha María, que bailaron hasta el final del concierto.
Entrada de La bien querida. La granadina no defraudó a nadie, pues puso calma y tocó las almas de los asistentes con su concierto cantando 9.6, Muero de amor, A veces ni eso, Permanentemente o su versión de Luciérnagas y Mariposas, con una presentación para los despistados de su trabajo Fuego. La hora de Izal, otro consagrado grupo de la noche que dio un concierto correcto, sin dejar de lado clásicos de su carrera y añadiendo otros tantos a la mochila con su último disco, Autoterapia, llenando de igual manera el escenario del Contempopránea. Turno de Dorian, uno de los conocidos por sus actuaciones en varias ediciones ya del festival. No podemos olvidarnos de ellos y sus ya consagradísimos temas como Paraísos artificiales, La tormenta de arena o uno de los himnos de nuestra generación, Cualquier otra parte. Siguiente grupo, Zoé. Los de Ciudad de México no dejaron nada bajo el listón con su psicodelia y electrónica y podemos decir que queremos más de esta banda.
Después del directo de los mejicanos, fue el momento de Varry Brava, quienes venían por vez primera a Alburquerque, aventurándose en uno de los mejores festivales del país (por si no había quedado claro). La banda oriolana y murciana tiene en su haber una de las mayores legiones de fanes, por lo que su concierto fue un cante constante de artistas y público en el que sonaron ya clásicos en el haber de la banda como No gires, Chicas o El sitio perfecto, siendo este último perteneciente al último trabajo de la banda ya mencionado. Cabe mencionar que tienen un último disco que merece su escucha, Furor, de este mismo año. Cerrando ya antes de dar paso a los DJs, tuvo el honor Fônal de tener este cometido y, cómo no, los extremeños estuvieron a la altura de tal misión, dando su toque final con temas como Tormenta eléctrica. Finalmente, de la mano de los Jotapop & Retrovisor en el escenario, los DJs cerraron una edición más que recordar de este gran festival.
En definitiva, una experiencia única (expresión muy manida, sí, pero viene al caso). Cada edición no solo es única por los conciertos. Lo es también por la gente, los vecinos son sinónimo de hospitalidad y buenrrollismo. Lo que te puede querer una señora te puede hacer sentir como si de su propio nieto te tratases. La comida y los bares están dispuestos a servir el mejor producto y a precios que nadie imaginaría en cualquier otro festival. El ambiente es inmejorable tanto por parte de originarios y visitantes, todos venimos ya de casa con vibras contempopráneas y eso es algo único. Ver a la gente despedirse de sus vecinos de tienda el último día, tomarse la última ronda y juntarse en un abrazo común es algo impagable. Estamos seguros desde la redacción que lo que el Contempopránea une, no lo separa nada ni nadie. Pop y amistad.
Redacción: Guillermo Domenech
Fotografía: Vicky Vivancos
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