Con un frío de mil pares de narices, a las 23:08 de la noche Sergio Merka y servidor aguardan en el coche tras comprobar que en la puerta de Sala B hay un máximo de 20 personas esperando a que abran las puertas. En el cartel ponía que el concierto comenzaba a las 22:45, pero anoche yo vi a Jaro Desperdizio, uno de los teloneros, y me dijo que ellos (que eran los primeros) cantaban a las 23:15. Esa misma tarde a Merka le llega un whatsapp que nos comunica que no, que a las 23:30. Me llama Sinh al móvil y me dice que ellos están en la puerta tomándose los chorros pre-actuación de rigor. Merka y yo intercambiamos un cruce de miradas y un resoplido y yo escupo al auricular un escueto: “Vamos”.
-Puto frío, tú– es lo primero que les digo a Hermi y Jaro. Lo mismo que llevo diciendo desde hace 3 horas ininterrumpidamente.
Hablamos con ellos y me cuentan que han visto a Charly un poco agobiado. No me extraña, hace dos semanas Natos y Waor agotaron la REM y el próximo concierto de Falsalarma, Tosko, Piezas y demás basca murciana amenaza con agotar las de Garaje. Incluso nos han chivado que Arce lleva unas 90 entradas vendidas para su próximo concierto dentro de dos meses. Confesando de antemano que a mí “El Mártir” tampoco me ha gustado me parece una cifra de asistentes deleznable la de esta noche para unas líricas como las del valenciano. Y hablando del rey de roma, por la puerta de Sala B asoma mientras Hermi y el Jaro van al coche a poner la ginebra a buen recaudo. Me acerco a él y le saludo. Me mira raro, como pensando: “¿Quién será el friki este que ni me pide foto ni firma ni nada?” . Alguien sale también de dentro de la sala buscando a Hermi y Jaro, empiezan ya. Entramos a la sala todos juntos.
Sinh y Jaro Desperdizio empiezan su showcase fuertes y yo lo agradezco, aunque temo que Sinh se va a quedar sin voz a los diez minutos. Al principio se les ve un poco secos y nerviosos, pero por el segundo o tercer tema ya se han relajado. Saludan al público y agradecen su asistencia. Les he visto muchas veces en directo pero nunca tan agusto. Se mueven por el escenario con soltura. Caen temas como Bajo la luna, Dime que me quieres, Un día en mi cabeza y por supuesto la trilogía de ambos en los videos del Club de la Lucha. Hermi Sinh se marca una acapella de Mugen que hace al mismísimo Charly Efe acercarse a felicitarle en mitad del directo. Y su dj, Jim Morrison, lo está haciendo soberbiamente. Como se nota cuando un grupo sale al escenario con un buen profesional acompañándoles detrás. Incluso se hace una base en directo. Y Sinh, para mi sorpresa y probablemente la suya propia, ha llegado al final del concierto con la voz intacta. Aparte de los típicos fallos de sonido de este tipo de eventos (a Hermi se le escuchaba menos que al Jaro) ha estado genial.
Es el turno de Soen, que va acompañado de alguien que tampoco conozco y al que no presenta. Contrastan con los anteriores teloneros en cuanto a soltura y profesionalidad. Se nota que estos no le tienen miedo ninguno ni al escenario ni al público. Hacen gritar a los pocos asistentes hasta que parece que la sala está medio llena. Suenan bastante bien pero tienen un rollete a 1999 que personalmente me tira un poco para atrás. Además Soen rapea muy muy rápido lo cual le da un estilo de la hostia pero apenas deja entender las letras. Aunque por lo poco que voy pillando casi mejor. A mitad de concierto toda la sala odia a su acompañante, al que van bautizando unos y otros como “el julay ese de gris”. Divide la sala en dos (¿para qué con 25 asistentes escasos?) y tira un cd que se estampa contra la pared, detrás de la barra. Comenta entre risas que era un pacto con la camarera para que ahora le invite a Jagger. Me resulta curioso porque lo repite y parece recrearse mucho en la palabra “Jägger”, como si por eso nos fuese a caer bien. Conmigo personalmente consigue justo el efecto contrario. El concierto sigue avanzando como empezó, sin pena ni gloria, y así mismo termina. Ni siquiera las hábiles manos de Loren D a los platos han logrado salvarles de la mediocridad de su sonido. No quiero decir que estén tan mal, ojo, sólo que si vas un jueves por la noche al parque de la Fama y te enciendes un porro, al instante aparecerán unos 8 o 9 raperos de su nivel.
En la puerta, echando el pisto de rigor antes de que suba el Charly, comento con Hermi mis impresiones. Está de acuerdo conmigo, parecen esa clase de raperos (de los que nosotros conocemos bastantes) que llevan 10 años encerrados en un cuarto en el que cuelga un micro, con dos pantallas de ordenador para jugar al Call of Duty y fumando porros sin parar.
Por fin sube Charly Efe al escenario. Lo hace con las frases de fondo de “vuelve el mejor mc de España con diferencia del segundo”. Una afirmación un tanto arriesgada cuando 258 no son los asistentes a tu concierto si no la edad que suman entre todos ellos. “El Mártir” me ha parecido un disco inusualmente vacío en cuanto a líricas en el cual él que no hace más que sacarse la polla y decirle al resto del panorama que se la coma. Y por supuesto el panorama le ha dado la espalda. Arranca la primera base. Empieza con el tema que abre el disco, titulado también El Mártir. Pues fale, Charly. Prosigue con algunos temas más del disco nuevo que, mirando a mi alrededor, compruebo que no soy el único de la sala al que no le ha gustado una mierda. De hecho, nadie canta y él mismo es el primero en darse cuenta porque empieza a hacer muecas un poco raras. Pero no se viene abajo y prosigue con su repertorio. Me quedo con una frase de “L’Enfant Terrible” en la que afirma que se lo ha comido su personaje. Eso parece al menos. Por fin cae “Todos los ojos lloran mierda” y el público nos animamos. El concierto sigue y Charly no para de dedicarle frases a una rubita de la primera fila que podría ser su hija. Lo comento a una persona al azar de mi izquierda, que con una risa cómplice me corrige: “Más bien nieta”. Pues sí, unos 15 añitos tendrá la pava. Y, yo que he empezado a juzgarle en cuanto ha salido con esas frases de fondo, ese gesto, que debería condenarle por buscar la náusea fácil, para mí le redime. No sé por qué pero lo hace. Demuestra que es auténtico, como Céline, Burroughs o Mann. No quiero decir que esté a su nivel, ni mucho menos, pero lo hace único.
La rubita mira a sus amigas sin saber dónde meterse, ya que es bastante probable que sea virgen y no sabe qué hacer con ese farlopero cuarentón y sudoroso que tiene enfrente y que la señala cuando habla de polvos y coños. Las chicas de la primera fila casi alcanzan el orgasmo cuando empieza a sonar “Retales” y lo traspasan con creces con los primeros acordes de la base de “El día de tu boda”. A mí entre “Suave es la noche”, “Nieve” y alguna otra el cabrón me está dejando el alma en carne viva. Charly se marca una acapella de algo que nos pide que no grabemos porque se lo escribió la semana pasada y aún no ha salido. A gritos le piden otra que dice no recordar, y lo demuestra cuando nos pide que le ayudemos y entre todos nos atrancamos una y mil veces así que tiene que marcarse otra diferente. “Mi Vietnam” concretamente, y justo cuando yo estaba a punto de quejarme a gritos porque no había caído ninguna de “Señora Muerte pase usted primero”. Muy cercano el Charly, lo cual me encandila hasta un punto que ni él se imagina. El concierto se va aproximando a su final y él nos da las gracias porque según dice literalmente “seamos 50 o 230” sabe que estamos ahí de corazón. Para el final nos tiene reservado algo que es una pena que se haya perdido en la mayoría de conciertos de rap, el momento freestyle con todos los que han cantado en el concierto.
Salgo de la sala con muy buen sabor de boca. Charly ha estado abajo entre el público con nosotros en todo momento, ha conocido personalmente a todos los que le han teloneado, les ha dado las gracias y felicitado. Incluso ha habido un momento en que ha salido a la puerta y ha contado un chiste de locos. Grande, Charly. Sigue aguantando. Un abrazo. Merka y yo volvemos al coche no sin que antes añada:
-Puto frío, tú.
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